jueves, 12 de febrero de 2015

Supongamos la suposición


Supongamos de que a pesar de que estamos en febrero, pues en Lima no hace mucho calor. Es una suposición difícil  de suponer, pero ya sabemos cómo son los supuestos, es eso de ejercer nuestra capacidad de imaginación.

Yo llegué temprano al local de la iglesia en Villa María. Todavía la puerta estaba cerrada, pero ya había alguien que me esperaba para saludarme. Siempre que me ve se sonríe, bueno no lo hace con el rostro, sino con otra parte del cuerpo. Sí, es que quien me espera es mi amiga Chimoltrufia, Apenas me ve, me mueve su cola, y a la carrera me da el alcance. Salta y ladra como diciéndome: “Buenos días. Hoy te demoraste un poquito. Pero no te preocupes yo cuido la iglesia”

No sé de dónde vino. Tampoco se su edad. Menos si tuvo antes otro nombre. Bástese que seamos amigas y que mutuamente nos extrañemos cuando no nos vemos. Ella es chiquita, de color negro. De hocico dientudo y es muy ágil para saltar. Domingo a domingo he aprendido a quererle.

La mañana va avanzando. Las horas no caminan, corren. Los hermanos van llegando, y se dispone lo necesario para comenzar la celebración. Muchos comentan lo inteligente que es Chimoltrufia. La hermana Clarisa dice: “desde una cuadra me ladraba como diciendo apúrate, ya va a empezar”.

Cuando comienza la celebración Chimoltrufia se sienta, mira y escucha con atención. Guarda silencio y no se pierde detalle. Alguna vez pretendió cantar, pero se dio cuenta que no era su talento, así que acompaña los compases con el agitar de su cola. Termina el servicio y comienza la celebración del ágape. Se sirve un almuerzo. La Chimoltrufia está de fiesta. Ella siempre está feliz, es su manera de  ser testigo de la creación. 

Es hora de despedirnos. Se cierra la iglesia. Chimolrufia guarda la puerta, se queda como vigía y contará los días hasta que nuevamente sea domingo. Yo me voy y mientras camino volteo y la perrita mueve su cola. Me dice adiós, o sea me desea que vaya con Dios.

Hoy vine. Estoy algo triste. Chimoltrufia pasó al mundo espiritual. Supongamos la suposición que se marchó a otras iglesias ya que se decidió por peregrinar. No se por dónde andará ahora, perdón si se, está en mi memoria y allí quedará.





(FIN)

Autor: Carlos Torres

Soy Narrador y Cuentacuentos. Para funciones y presentaciones, contactarme al fono 996583864, o escribir a: ctorres1000@yahoo.es

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