lunes, 30 de septiembre de 2013

Feria escolar de la ciencia


Trabajaba en una empresa de auto-partes y se realizaba una feria de auto-mecánica, con exhibición de productos. Yo tenía la tarea de atender en el stand de la empresa. Llegué a las 10, la feria se abría a las 12, así que a esperar. Salí del recinto ferial y en un local contiguo vi un letrero que anunciaba: Feria Escolar de la Ciencia y Tecnología. Ingresé. Una niña explicaba sobre los peligros del asbesto. Otra contaba sobre la aplicación del canto para los procesos de aprendizaje. Vi como tres estudiantes, frotaban una inmensa barra de fierro con una frazada, ellos querían producir electricidad estática. Quedé impresionado.


Me detuve ante un stand, donde un estudiante de Huancavelica me dijo: ¿Le explico?. Yo asentí. Él inició su discurso. Era un proyecto para obtener alimento de aves a partir de las residuos como cáscaras de fruta. Me iba dando la ruta de su inventiva: Acopio del material, secado al natural, secado con horno, molido, enrriquecimiento y finalmente: Prueba... esta consistía en que en una jaula, había una gallina que degustaba el balanceado alimento.


Fue tal el entusiasmo que capté, que perdí la noción del tiempo. A la carrera fui a la feria de mecánica y contagiado del espíritu del estudiantado pues comenzaba mi explicación a los visitantes y les relataba sobre las baterías para autos, los amortiguadores a base de gas y aceite, las pastillas para frenos, las hojas de muelle para la suspensión...
Amigos si pueden este año vayan a esa feria, les aseguro que el disfrute es garantizado y el ingreso es libre. La final nacional será en el mes de noviembre, yo les mantendré informados a través de Energicentro.





Saludos amigos

jueves, 26 de septiembre de 2013

Fundación de los abrazos











En Irak nació el primer poema de amor de la literatura universal, miles de años antes de su devastación:

Que el cantor teja en cantares
esto que voy a contarte

El canto contó, en lengua sumeria, el encuentro de una diosa y un pastor.

Inanna la diosa, amó esa noche como si fuera mortal. Dumuzi, el pastor, fue inmortal mientras duró esa noche.

(Espejos de Eduardo Galeano)

miércoles, 25 de septiembre de 2013

El Ajedrez



El juego del ajedrez fue inventado en la India. Cuando el rey hindú Sheram lo conoció, quedó maravillado de lo ingenioso que era y de la variedad de posiciones que en él son posibles. Al enterarse de que el inventor era uno de sus súbditos, el rey lo mandó llamar con objeto de recompensarle personalmente por su acertado invento.
 
El inventor, llamado Seta, presentóse ante el soberano. Era un sabio vestido con modestia, que vivía gracias a los medios que le proporcionaban sus discípulos.


—Seta, quiero recompensarte dignamente por el ingenioso juego que has inventado —dijo el rey.

El sabio contestó con una inclinación.

—Soy bastante rico como para poder cumplir tu deseo más elevado —continuó diciendo el rey—. Di la recompensa que te satisfaga y la recibirás.

Seta continuó callado.

—No seas tímido —le animó el rey—. Expresa tu deseo. No escatimaré nada para satisfacerlo.

—Grande es tu magnanimidad, soberano. Pero concédeme un corto plazo para meditar la respuesta. Mañana, tras maduras reflexiones, te comunicaré mi petición.


Cuando al día siguiente Seta se presentó de nuevo ante el trono, dejó maravillado al rey con su petición, sin precedente por su modestia.


—Soberano —dijo Seta—, manda que me entreguen un grano de trigo por la primera casilla del tablero del ajedrez.

— ¿Un simple grano de trigo? —contestó admirado el rey.

—Sí, soberano. Por la segunda casilla, ordena que me den dos granos; por la tercera, 4; por la cuarta, 8; por la quinta, 16; por la sexta, 32... y así hasta coompletar las 64 casillas del tablero.

Basta —interrumpióle irritado el rey—. Recibirás el trigo correspondiente a las 64 casillas del tablero de acuerdo con tu deseo: por cada casilla doble cantidad que por la precedente. Pero has de saber que tu petición es indigna de mi generosidad. Al pedirme tan mísera recompensa, menosprecias, irreverente, mi benevolencia. En verdad que, como sabio que eres, deberías haber dado mayor prueba de respeto ante la bondad de tu soberano. Retírate. Mis servidores te sacarán un saco con el trigo que solicitas.


Seta sonrió, abandonó la sala y quedó esperando a la puerta del palacio.


Durante la comida, el rey acordóse del inventor del ajedrez y envió a que se enteraran de si habían ya entregado al irreflexivo Seta su mezquina recompensa.





Por la segunda casilla, ordena que me den dos granos




—Soberano, están cumpliendo tu orden —fue la respuesta—. Los matemáticos de la corte calculan el número de granos que le corresponde.

El rey frunció el ceño. No estaba acostumbrado a que tardaran tanto en cumplir sus órdenes.

Por la noche, al retirarse a descansar, el rey preguntó de nuevo cuánto tiempo hacía que Seta había abandonado el palacio con su saco de trigo.

—Soberano —le contestaron—, tus matemáticos trabajan sin descanso y esperan terminar los cálculos al amanecer.

— ¿Por qué va tan despacio este asunto? —gritó iracundo el rey—. Que mañana, antes de que me despierte, hayan entregado a Seta hasta el último grano de trigo. No acostumbro a dar dos veces una misma orden.


Por la mañana comunicaron al rey que el matemático mayor de la corte solicitaba audiencia para presentarle un informe muy importante.

El rey mandó que le hicieran entrar.

Antes de comenzar tu informe —le dijo Sheram—, quiero saber si se ha entregado por fin a Seta la mísera recompensa que ha solicitado.

—Precisamente por eso me he atrevido a presentarme tan temprano —contestó el anciano—. Hemos calculado escrupulosamente la cantidad total de granos que desea recibir Seta. Resulta una cifra tan enorme...

—Sea cual fuere su magnitud —le interrumpió con altivez el rey— mis graneros no empobrecerán. He prometido darle esa recompensa, y por lo tanto, hay que entregársela.


Soberano, no depende de tu voluntad el cumplir semejante deseo. En todos tus graneros no existe la cantidad de trigo que exige Seta. Tampoco existe en los graneros de todo el reino. Hasta los graneros del mundo entero son insuficientes. Si deseas entregar sin falta la recompensa prometida, ordena que todos los reinos de la Tierra se conviertan en labrantíos, manda desecar los mares y océanos, ordena fundir el hielo y la nieve que cubren los lejanos desiertos del Norte. Que todo el espacio sea totalmente sembrado de trigo, y ordena que toda la cosecha obtenida en estos campos sea entregada a Seta. Sólo entonces recibirá su recompensa.


El rey escuchaba lleno de asombro las palabras del anciano sabio.

—Dime cuál es esa cifra tan monstruosa —dijo reflexionando.

— ¡Oh, soberano! Dieciocho trillones cuatrocientos cuarenta y seis mil setecientos cuarenta y cuatro billones setenta y tres mil setecientos nueve millones quinientos cincuenta y un mil seiscientos quince:



18 446 744 073 709 551 615.



(FIN)

Para hacernos una idea de la inmensidad de esta cifra, calculemos aproximadamente la magnitud del granero capaz de almacenar esta cantidad de trigo. Es sabido que un metro cúbico de trigo contiene cerca de 15 millones de granos. En ese caso, la recompensa del inventor del ajedrez deberá ocupar un volumen aproximado de 12 000 000 000 000 m3, o lo que es lo mismo, 12 000 km3. Si el granero tuviera 4 m de alto y 10 m de ancho, su longitud habría de ser de 300 000 000 km, o sea, el doble de la distancia que separa la Tierra del Sol.


El rey hindú, naturalmente, no pudo entregar semejante recompensa. 

martes, 24 de septiembre de 2013

Una Chica en Vestido Rosa


Tenía un moño de color rosa
y zapatos rosas.
El vestido iba ceñido a sus formas.


Yo la miré.
Me pregunté: ¿cómo se llamará?


Ella avanzaba,
mentalmente yo iba con ella.
La chica rosa caminando,
yo andando con la mirada.
De pronto, se voltea,
me mira, se sonríe.


A pesar que eran ya las 6 de la tarde,
de un día nublado,
para mí como que recién amanecía.


Ella me miró solo un segundo.
Y eso me equivale
a una eternidad


(FIN)



lunes, 16 de septiembre de 2013

Cuentos incompletos






Era la hora del almuerzo y le habían encargado cuidar un puesto de venta de libros usados en el campo ferial Amazonas. Ella no sabía de novelas, ensayos o cuentos. Su negocio eran las películas y la música en discos. Comía con apuro para que el rico menestrón no se enfríe. De pronto le avisan: Un cliente pregunta por la canción El Estúpido. No quiere perder la venta. Deja el plato sobre unos libros. En sus bolsillos busca una servilleta. No encuentra. Mira a su alrededor, ve un libro muy grueso y envejecido. Abre la pesada tapa y arranca una hoja, la que usa como limpia boca. Yo me acerqué para mirar el texto. Sobre la tapa llevaba este título: Cuentos incompletos.
(FIN)

Autor: Carlos Torres. Setiembre del 2013.


miércoles, 4 de septiembre de 2013

Embrión Humano

 
Imagen de: Twitter.com



¿Cuán profundo piensan ustedes que es el amor de una madre por sus hijos?

Todos tenemos una cosa en común: una vez fuimos embriones viviendo tranquilamente en el vientre de nuestra madre en un perfecto ambiente sin distracciones, hasta nuestro nacimiento. Pero para los científicos esa tranquila estancia dentro del vientre de nuestra madre ha sido uno de lo más fascinantes misterios en biología.

Esto puede sonar raro, pero vivir 9 meses dentro del cuerpo de la madre debería de ser teóricamente imposible. De hecho, en los libros de biología esto se denomina la "paradoja del embarazo", y esto porque las madres, como todos los humanos, están diseñados de forma natural para rechazar todo cuerpo extraño que entre el cuerpo: bacterias, virus, incluso trasplantes de órganos. Y esto es debido a un complejo pero elegante mecanismo de protección que todos tenemos, llamado: “sistema inmunológico".

Tu sistema inmunológico te conoce mejor que tu mejor amigo. De hecho te conoce mejor que nadie en el mundo. Conoce todas y cada una de las células de tu cuerpo. Se da cuenta cuando algo externo entra en tu cuerpo y te ataca.

Imagina tu sistema inmunológico como si fuera la policía. Donde unas células especiales actúan como la inteligencia militar recorriendo todo tu cuerpo buscando posibles intrusos, y si los encuentran envían un informe a otro departamento donde los soldados, llamados "células defensoras" destruyan a los invasores.

Piensen esto como un embrión en el cuerpo de una madre sólo somos un 50% como ella. El otro 50% pertenece a un extraño para el sistema inmune de tu madre. Digamos un "desconocido" aleatorio: nuestro padre. Así que ser un 50% como tu padre dentro del cuerpo de tu madre significa que tus posibilidades de sobrevivir al embarazo, deberían ser CERO, pero no es cierto, ya que todos estamos aquí.

Lo cran o no los científicos han estado luchando contra esta paradoja durante los últimos 50 años. Algunos pensaban: "a lo mejor el embrión tiene una forma de esconderse del sistema inmunológico". Otros decían: "La placenta actúa como una barrera física entre la madre y el bebe". A lo mejor no tenemos una respuesta completa.

Pero hace unos pocos años los científicos encontraron algo impresionante. El sistema inmunológico de la madre ve al bebé, la "inteligencia militar" identifica el embrión, e informa a las "células defensoras" del intruso. Pero las "células defensoras" en vez de destruir el embrión, ellas mismas se suicidan y mueren.

Hay una área especial en el vientre donde el bebé y la madre contactan y se saludan. La madre destruye las células de su sistema inmunológico por el bien de su bebé. Y esto lleva el amor de una madre por su hijo nivel molecular.

Hasta ese nivel de profundidad llega el amor de una madre por sus hijos.

(FIN)

Nota: Monólogo de la xhipriota Myrtani Pyeri, ganadora del Famelab 2011. Esta es una transcripción de su relato hablado.