viernes, 30 de noviembre de 2012

"El Minotauro", "Hansel y Gretel" y "El Pishtaco"




Hola amigos de Narracentro. Aquí después de algunos días. Hoy con una entrada que pretende ser de análisis comparativo de tres historias. Una es un mito, el otro es un cuento y finalmente una novela, más concretamente un capítulo de esa novela.

Con frecuencia me topo con historias, gestadas en tiempos diferentes y en ámbitos geográficos difernetes, pero que sin embargo tienen mucho símil en común. Aquí vamos.


El Minotauro

 Recordemos, al mítico ateniense de nombre Teseo, quien dio muerte al monstruoso Minotauro, quien residía en una laberíntica cueva en Creta y al que frecuentemente se le entregaban doncellas como ofrenda para que las devore. Las doncellas, provenían de los pueblos sojuzgados por el Rey Minos. Era como una especie de impuesto.

Bien, Teseo decide matar al Minotauro, acción que probablemente evaluó como que era capaz de hacerlo. El reto, era poder salir vivo de un laberíntico ambiente, donde había infinidad de cuevas, galerías y pasajes. Teseo recibe la ayuda de Ariadna, una bella doncella que se enamoró de él. Ariadna entregó a Teseo una madeja de larguísimo hilo. Cuando el ateniense, entró a la cueva, fue desenrollando el hilo. El ateniense, mató al minotauro y luego logró encontrar la salida siguiendo el camino que le permitía el hilo señalizador.


Hansel y Gretel

Dos hermanitos, hijos de un leñador muy pobre, quien no tiene como alimentarlos decide llevar a Hansel y Gretel, al bosque y abandonarlos allí. El niño tuvo la precaución de ir marcando el camino que hicieron desde su casa al bosque, tirando pequeñas piedrecillas. Después, solo fue necesario realizar el camino inverso gracias a las piedrecillas y arribar a casa. En una segunda oportunidad, el padre opta por llevarlos a una parte del bosque mucho más recóndita. En esta ocasión, no hubo oportunidad de proveerse de piedras. Hansel usó pan, el cual lo fue partiendo y depositando a lo largo del trayecto. Pero las aves comieron el pan y los hermanitos no pudieron hallar el camino de vuelta. Quedaron perdidos.


El Pishtaco

Hay una novela de Mario Vargas Llosa: Lituma en los Andes. La historia transcurre en un campamento minero de la sierra del Perú. El Pishtaco es un personaje mítico, muy temido, a quien se le señala como desollador de personas, para extraerles la grasa del cuerpo, la cual después será comercializada por él. Las víctimas de acuerdo al mito son los viajeros solitarios, o gente de muy escasos recursos.

En "Lituma en los Andes" de Mario Vargas Llosa. Hay un capítulo donde uno de los personajes, evoca el mito del Pishtaco, quien asolaba a la población. Hubo vecinos desaparecidos, los pobaldores responsabilizaban a Pishtaco. Además debía proveerse al Pishtaco de mujeres para que estén a su servicio en las labores domésticas. El Pishtaco, no vivía en el pueblo, sino en unas cuevas con recovecos y pasajes. Es decir, si alguien entraba a los dominios del facineroso, pues salir de allí, era poco menos que imposible.

Un día, se aparece en el pueblo un "Príncipe Valiente", "Un Liberador", quien comunicó se encargaría de dar muerte al Pishtaco. Del recién venido, se enamoró una de las muchachas de la comunidad, quien trató de convencer al héroe para que desistiera de su objetivo. No lo logró. Entonces optó por ayudarlo. Le cocinó la comida favorita del valiente: Chupe, acompañando la preparación con buena dotación de un ají verde que cura el estreñimiento de los más aguantados. El engulló el banquete, e ingresó a las cavernas donde vivía el malhechor. Ya en el interior, el ají verde, comenzó a ejercer su poder. El valiente, comenzó a defecar cada cierto tramo. Todo el ambiente estaba a oscuras. Había telas de araña y nidos de murciélagos. Finalmente el héroe halló al Pishtaco y le mató. Para salir del enmarañado recoveco, solo tenía que seguir la senda de olor de los efectos causados por el ají verde.


Hasta aquí llegué por hoy amigos lectores.

domingo, 18 de noviembre de 2012

MIERA


En el camino que lleva al sembrado de camotes el negro don Andrés supo que en los últimos días el caporal Basaldúa se había puesto a hablar feas cosas de él.

Mientras compraba plantas en el sembrado y llenaba de camotes los serones de su burro, le dijeron lo mismo. Entonces no aguantó más: trepó al burro de un salto y enderezó por un atajo hacia la casa del caporal. Pero ahí le dijeron que se había ido a vigilar unos riegos en la Punta de la Isla y que volvería una semana después.

Sin decir nada pero aguantándose, don Andrés regresó rápidamente a su casa, se bajó casi arrojándose del burro, lo dejó plantado con los serones cargados, se metió corriendo en la primera habitación y llamó a su hija mayor:

-¡Patora! -los labios se le habían hinchado y parecían pelotas.

Saliendo de la habitación contigua, Pastora se presentó alarmada.

-Patora, tú que sabe equirbí, hame una cadta pa mandásela hata la Punta e la Ila a ese caporá Basadúa, que nuetá acá y sia ido pallá depué quiabló mal de mi. Yo te vua decí qué vas a poné en er papé.

-Ya, tata, vua traé papé y lápice -dijo la hija. Se metió en los interiores de la casa y poco después regresó.

-Ponle ahí, Patora -dijo don Andrés-, que su boca esuna miera, que su diente esota miera, su palaibra un montón de miera... Miera esa mula que monta. Miera su epuela. Miera su rebenque. Miera el sombreiro con quianda. Miera esa cotumbe e miera diandá mirando trabajo ajeno... Léemela, Patora, a ve que fartra.

Cuando la hija acabó de leer, don Andrés tenía un gesto de duda como si ya no confiara del todo en sus propias palabras.

-Oye, Patora -dijo finalmente-. quítale un poco e miera a ese papé.



"Antonio Gálvez Ronceros... en la colección de relatos: Monólogo desde las tinieblas, recoge, con espontaneidad y fluidez sin precedentes, una versión llena de humor y, por momentos, agria de la vida de los campesinos negros chinchanos, quienes en su propio lenguaje, gracias a las anónimas intervenciones del autor llegan a insospechados niveles filosóficos". (Tomado de: Monólogo desde las tinieblas de Antonio Gálvez Ronceros (Chincha 1932). Edición agosto del 2001, ediciones Juan Gutemberg.

Saludos amigos.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Los Sueños


Una niña, pasó la tarde atareada en envolver una cajita con papel dorado. Contenta de haber logrado su esfuerzo, sonrió. 

El papá, llegó a casa y la reconvino a actuar con mesura, ya que se había gastado todo el papel dorado y este era costoso. En casa, el dinero se hacía escazo. 

Al día siguiente, muy temprano. La niña sorpende al papá. Le entrega la cajita dorada y le dice que es el regalo por su cumpleaños. El papá se sintió un poco avergonzado. 

El padre, entusiasta, abrió la caja. Estaba vacía. Mas tarde, lo comentó con su hija: "la caja que me regalaste, no tenía contenido. No había nada" La niña le contestó: "No puede ser, antes de forrarla, la llené de sueños". 

Tiempo después, la niña sufrió un accidente y pasó al mundo espiritual. El papá colocó la cajita llena de sueños, sobre un velador y noche a noche, la cajita le alimentaba el espíritu con su contenido. 


Saludos Carlos el Narrador

Los Libros

Oscar a Mejor Cortometraje 


The fantastic Flying Books of Mr. Morris Lessomore


Hola amigos. Una de las producciones premiadas en la noche del Oscar 2012, fue el cortometraje: "The Fantastic Flying Books of  Mr. Morris", traducido literalmente sería: El Fantástico Vuelo de los Libros del señor Morris Lessmore.

Uno de los productores del video es el señor William Joyce, trabajó con Bill Morris, vicepresidente de Literatura Infantil en Harper Collins. Quizás en honor a su mentor, Joyce puso el nombre de Mr. Morris como el protagonista de los fantásticos libros voladores de su corto.

La película, es una devoción a los libros. Saludos.

Carlos el narrador




lunes, 12 de noviembre de 2012

El Sueño del Sapo


Hola,

Ahora que estoy aplicando como cuentacuentos, pues me he aprendido una historia que disfruto siempre que la comparto, es de Javier Villafañe: El Sueño del Sapo. Aquí una versión de como la relato.


 

Una tarde,  un sapo, les dice a sus amigos: 

¡Esta noche, voy a soñar que soy árbol!

A la mañana siguiente más de cien sapos esperaban en la puerta de la cueva, a que el amigo, relate su sueño:
 
Anoche soñé que era árbol, con raíces profundas y tronco que llegaba a los cielos. Tenía ramas con hojas como si fueran alas. Pensé que volaba, pero era el viento llevándose las hojas. Creí que lloraba, pero era la lluvia que caía a través de mi. Siempre estaba en el mismo lugar. No me gustó ser árbol.
 
Dando saltos, el sapo se fue, junto a un perejil. Ya por la tarde, anunció que soñaría con ser río.
 
A la mañana siguiente, más de doscientos sapos esperaban el relato.
 
Anoche fui río. Quería llegar hasta las orillas para descansar en la tierra, pero no me fue posible. Llevaba y traía barcos. Había gente con prisa en llegar y con prisa en partir. Aprendí que el agua no se mueve, es la espuma la que avanza. Jamás vi una sirena. Solo peces y peces. Nada mas que peces. No me gustó ser río.
 
Y dando saltos, el sapo se fue, hasta una mata de yerbabuena.
 
Luego anunció que esa noche soñaría con ser caballo.
 
Al otro día, más de trescientos sapos, ansiosamente esperaban en la puerta de la cueva. 
 
Anoche fui caballo. Era un caballo hermoso. Un jinete que huía me daba latigazos para hacerme galopar. Sentí el palpitar de su corazón. Crucé caminos largos, puentes y pantanos. Vi mi rostro reflejado en el agua, cuando me agaché a beber en un arroyo. Después, me ataron a un madero. Vino la noche, apareció una estrella. Luego salió el sol. Un pájaro, se posó sobre mi lomo. No, no me gustó ser caballo.
 
Y así anunció que sería nube, luego otro día libélula y otro día viento. Para después contar cada mañana, que no le gustó soñar con ser nube, ni libélula ni viento.

Hasta que una mañana, el sapo salió de su cueva contento y sonriendo. Los amigos se preguntaban: ¿Con qué habrá soñado?
 
El les dijo: "Anoche, tuve el sueño más maravilloso del mundo. Soñé que era sapo"
 
 
 
 
 


domingo, 11 de noviembre de 2012

Átomo


Hola amigos. Quiero referirles un poco de mi y de mi faceta de narrador. Yo estudié Ingeniería Eléctrica y soy especialista en baterías, de esas que acumulan energía y son para aplicaciones en iluminación o sillas de ruedas a motor.

Yo de niño tuve la suerte de heredar una biblioteca. Bueno heredar es una forma de decirlo. Sucede que un señor que gustaba de las lecturas, al morir dejó en casa muchos textos. Su familia no compartía esa afición, así que los libros estaban deteriorándose. Un día, me dijeron: ¿Quieres llevarte los libros? y me los llevé a rastras dentro de un costal. Allí en esa talega, iban viajando los volúmenes, como pasajeros en apretado bus: Los Tres Mosqueteros de Alejandro Dumas. Sabiduría China, y La Importancia de Vivir de Ling Yutang. Los Perros Hambrientos, El Mundo es Ancho y Ajeno y La Serpiente de Oro, los tres de Ciro Alegría. Selva Trágica y Sangama de Arturo D. Hernández. También eran de la partida Julio Verne y su Miguel Strogoff. Esa experiencia de mudanza de libros, fue la simiente de la biblioteca que a lo largo de los años, he podido reunir. 

La más de las veces, los libros me han salido al encuentro. Claro hay ocasiones en que alguien me recomienda un título y entonces lo busco para leerlo. Pero usualmente, el libro es el que me encuentra.

Jesús es un amigo librero. El tiene su negocio en Quilca. Allí los libros están como en matorral,  en montañitas. Uno va buceando y va realizando sus hallazgos. El viernes pasado, Jesús me vendió un libro de la chilena editorial Zig Zag. Es un volumen en pasta negra y de título: ATOMO. El autor es Karl Aloys Schenzinger. La edición es del año 1957. Es una novela sobre la energía atómica, que arranca con los griegos Leucipo y Demócrito. No la he leído aun.

En la Internet, busqué información sobre el autor. No tuve éxito. Wikipedia tiene una corta referencia, pero en idioma alemán. Tampoco hay enlaces que me puedan informar sobre la novela. Así que esta es una oportunidad para hacer una reseña de este raro título.

Ayer me decía, vivimos tiempos de Internet. Ahora se cuenta con un medio que nos suministra información diversa y abundante sobre casi cualquier tema. Entonces: ¿Cómo se hacía antes investigación? ¿Cómo se seleccionaban los títulos a editar, sobre todo si estaban en idioma extranjero?  Es impresionante lo que se logró antes de la llegada de las www.

Donde Jesús, por ejemplo conocí la obra de Gary Jenning: Azteca, una novela "total" sobre los últimos días del Imperio Mexica. Esta historia, formaba parte de una trilogía. Luego de tres años, y gracias también a Jesús, logré completar los dos títulos restantes de la saga: Otoño Azteca y Sangre Azteca. En el último texto, se menciona a un personaje: La Monja Alférez, quien vivió en estas tierras, allá por el siglo XVII. Pues la historia de esa monja, también me la vendió Jesús.

Lo usual es redactar una glosa sobre un libro, luego de haberlo leído, y así compartir con el lector que se allegue por el blog, lo que uno aprendió y gustó de la novela. Pero lo que ahora escribo es referido a lo que todavía no leo. Espero que con mi discurrir, no esté cansando o desalentando a algún visitante que se avecine por Narracentro.

Sospecho que la trama de la novela de Aloys, va de divulgación científica. Siempre me apasionan los títulos que involucran descubrimientos en ciencias. Escribo esto, y me recuerdo la novela de José Calvo Poyato: Hypatia, la historia de la célebre matemática de la escuela de Alejandría. 

Hasta aquí llego por hoy. Gracias visitante por leerme. Por volver a este espacio. Por dejar algún comentario si es que así lo consideras necesario. Mientras preparo la glosa para la novela ATOMO, pues aquí la imagen del libro:





sábado, 10 de noviembre de 2012

MATRIOSKA


Cuento Anónimo de Rusia


El viejo Seguei había nacido al sur de la ribera oriental del Volga, cerca de la región del Caúcaso. Como sus padres, y los padres de sus padres, y aún incluso los padres de éstos, el viejo Serguei había dedicado su vida a transformar la madera. Como ya habrán imaginado, era carpintero. Fabricaba desde muebles a hermosos juguetes, caballos de cartón y móviles, pasando por silbatos tallados y hasta instrumentos musicales. Cada semana, salía a recoger la madera necesaria para sus jornadas de trabajo. La seleccionaba de forma precisa, y de una sola ojeada sabía para qué podría ser utilizada. Aquella noche había caído una abundante nevada. Sin embargo, cuando los primeros rayos perezosos de sol comenzaron a despertar, y pese al frío que helaba hasta el aliento, Seguei salió de la cabaña y recorrió lentamente el camino hacia el bosque. El suelo y las hojas de los árboles aparecían completamente pintados por la inmaculada nevada y aún incluso los rayos del sol, que empezaban a despuntar, reflejaban y lo deslumbraban con su luz blanquecina. 
 
Serguei recorrió un largo camino y no encontró más que pequeños maderos y troncones que, como mucho, le servirían para azuzar la estufa de la casa. Aquel no parecía que fuera a ser un día productivo porque los empleados de los grandes aserraderos no habían dejado ningún tronco olvidado o podrido. De pronto, en un claro del bosque, el viejo Serguei se fijó en un montón de nieve que sobresalía en el llano. Se acercó pensando que se trataría de un animal agazapado y al agacharse vio el más hermoso de los troncos que nunca antes había recogido. La madera, blanquecina, parecía brillar bajo los primeros rayos, y del grueso del tronco surgía un halo de vida, casi tan intenso como el de los oseznos al nacer. Serguei cogió con todas sus fuerzas el tronco en sus manos y lo llevó a casa. Pero, así, con aquella fuerza que desprendía, el viejo Serguei no sabía qué fabricar con él. Debía ser, sin duda, algo muy especial. 

Durante los siguientes dos días, con sus respectivas noches, Serguei no podía comer, ni dormir, ni trabajar. Tal era su obsesión por aquel tronco. Finalmente, una mañana, cuando había caído rendido por el cansancio, despertó y decidió, sin más, que fabricaría una muñeca. Aquel mismo día puso el tronco sobre la mesa de trabajo y empezó a tallarla suave y delicadamente. El trabajo, arduo, duró más de una semana, y cuando la terminó Serguei se sintió tan orgulloso de su obra que decidió no ponerla en venta y la guardó consigo... sin, duda, para que lo acompañara en su soledad. Le puso por nombre Matrioska. 

Cada mañana, Serguei se levantaba y la saludaba cortésmente antes de iniciar sus tareas: 

-Buenos días, Matrioska.
Un día tras otro repetía la misma cantinela, hasta que, de pronto, una mañana, un tenue susurro le respondió: 

-Buenos días, Serguei.
El viejo Serguei se quedó tremendamente impresionado y repitió: 

-Buenos días, Matrioska...
-Buenos días, Serguei -le contestó la muñeca, en un hilo de voz.
Maravillado, Serguei se acercó a la muñeca para comprobar que era ella quien hablaba y no sus viejos oídos los que le jugaban una mala pasada y, desde aquel día, vio acompañada su soledad por la pequeña Matrioska, que era un pozo de palabras y risas, y lo distraía y alegraba en su trabajo diario. Eso sí, Matrioska sólo hablaba cuando los dos, carpintero y muñeca, estaban solos. 

Una mañana Matrioska despertó muy triste. Serguei, que no tenía un pelo de tonto, había venido observando la tristeza en los ojos de la muñeca desde hacía varias semanas. Tras mucho rogarle, Matrioska, un poco avergonzada, le explicó que ella veía cada día por la ventana a los pájaros con sus crías, a los osos con sus oseznos, y hasta a las orugas que parecían verse perseguidas por millones de oruguitas que se enganchaban unas a otras formando una gran cordada... 

-Incluso tú -apuntó Matrioska- tú me tienes a mí, pero yo también querría tener una hija. 

-Pero entonces -respondió Serguei- tendría que abrirte y sacar la madera de dentro de ti, y sería doloroso y nada fácil. 

-Ya sabes que en la vida las cosas importantes siempre suponen pequeños sacrificios -respondió la dulce Matrioska. 

Y así fue como el viejo Seguei abrió a Matrioska y extrajo cuidadosamente la madera de su interior para hacer una muñeca, casi gemela, pero un poco más pequeña, a la que llamó Trioska. Desde aquel día, cada mañana, al levantarse, saludaba: 

-Buenos días, Matrioska; buenos días, Trioska. 
 
-Buenos días, Serguei; buenos días, Serguei -respondían ellas al unísono. 

Ocurrió que también Trioska sintió la necesidad de ser madre. De modo que el viejo Serguei extrajo la madera de su interior y fabricó una muñeca aún más pequeña, a la que puso por nombre Oska. Al cabo de un tiempo también Oska quería tener su propia hija, pero al abrirla Serguei se dio cuenta de que sólo quedaba un mínimo pedazo de madera, tan blanca como el primer día, pero del tamaño de un garbanzo. Sólo una muñeca más podría fabricarse. Entonces el viejo Serguei tuvo una gran idea. Fabricó un pequeño muñeco, y antes de terminarlo, le dibujó unos enormes bigotes y lo puso ante el espejo diciéndole:

-Mira Ka,... tú tienes bigotes. Eres un hombre, o sea, recuerda que no puedes tener un hijo o una hija de dentro de ti. 

Después abrió a Oska. Puso a Ka dentro de Oska. Cerró a Oska, abrió a Trioska. Puso a Oska dentro de Trioska. Cerró a Trioska, abrió a Matrioska. Puso a Trioska dentro de Matrioska y cerró a Matrioska.






Y esta es la historia de Seguei y su muñeca Matrioska. Un día Matrioska desapareció y nunca la han vuelto a encontrar. Estará en alguna tienda de antigüedades o en la estantería de alguna vieja librería. Si la encuentran no duden nunca en darle el mayor cariño, porque ella no dudó en hacer el mayor de los sacrificios por alcanzar algo tan importante como la maternidad.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

ANÓNIMO



UN gallinazo cojo, con una pata de cera, furioso ante su desgracia, le preguntó a Dios:


¿Dios, tan valiente eres que hiciste la hombre, hombre que hace lima, lima que afila cuchillo, cuchillo que mata toro, toro que toma agua, agua que apaga candela, candela que quema palo, palo que mata perro, perro que ahuyenta gato, gato que come ratón, ratón que agujerea pared, pared que ataja viento, viento que arrastra nube, nube que cubre sol, sol que quema piedra, piedra que derrite mi patita de cera?


 Dios lo miró desconcertado, no pudo contestarle.







Tomado de: Tierra de Caléndula de Gregorio Martinez. Editorial Milla Batres, año 1975.

martes, 6 de noviembre de 2012

Teatro de títeres

 
Querido Niño Pobre

Te han pedido en la escuela que escribas lo que sepas sobre el teatro de títeres. Yo soy titiritero, y coincide que un grupo de nosotros estamos actuando en los colegios intentando saber, con vuestras redacciones, lo que pensáis sobre nosotros, sobre nuestros muñecos. Y tú has escrito, porque el maestro te lo ha mandado.

Los políticos no piensan en vosotros, ni siquiera a la hora de prometer, acaso por que no tenéis voto. Pero algún día, alguien con sensibilidad ocupará un cargo en la administración. Y ese alguien pensará que los niños también son personas, personas pequeñas, con sus pequeños derechos y sus pequeñas obligaciones. Y entonces, ese alguien se ocupará de vosotros. No sobre el papel, sino en la realidad. Y entonces habrá teatro de títeres en la escuela. Y en los barrios, y en esos locales que tanto han costado construir, y tan poco ha costado abandonar, pues muchas veces se construye para justificar gastos. Y entonces tú no escribirás esas cartas querido niño pobre. No tendrás que sacudir las conciencias con aldabonazos como el que ha hecho retemblar la mía. No tendrás que estremecer a nadie con tus reproches.

¿Tú sabes la carga de dinamita que hay en esa frase tuya? ¿La repasamos? Has escrito: “Yo no he visto nunca un teatro de títeres, porque los niños pobres no podemos ir al teatro”.

Querido niño pobre: Hubo una vez un titiritero, amigo de los niños (era poeta), que se llamaba Federico. Y este poeta le escribió a uno de sus títeres, Don Cristobitas, diciéndole que cuando fuera viejecito irían los dos, el poeta y el muñeco, por los pueblos, para hacer reír a los niños que nunca estuvieron en un teatro.

Federico no pudo cumplir su deseo pues la poesía, y la cultura y el teatro molestan a muchos, ya que un pueblo culto, amante del teatro, de la poesía y de los niños, no puede ser tan fácilmente esclavizado. Por eso Federico cayó acribillado en una cuneta uno de esos amaneceres granadinos que tanto cantó.

Pero su deseo sigue en pie, y si él no pudo, creemos que alguien recorrerá esos caminos, y hará llegar su mensaje de amor y optimismo a los niños pobres que no pueden ir al teatro.
 
Querido niño pobre: hoy al leerte me has hecho recordar que yo tampoco podía ir... y he llorado ahora todo lo que no lloré entonces.

Gracias

Tu amigo titiritero
Francisco PORRAS

P.D. Alguien creerá en Alcoy que tú no has escrito esto, que los niños no escriben así, que todo es una invención de una incordiante persona mayor. Tú y yo sabemos la verdad. Sabemos que tus maestros del Grupo Escolar Juan XXIII te llevaron -¡al fin!- a ver nuestros títeres en el Salón de Actos de la Caja de ahorros. No se lo van a creer porque es más cómodo ignorar ciertas cosas. ¿A quién le importan los niños pobres? Por cierto: ¿sabes que este año es el Año Internacional del Niño? ¿Sabes que en la Declaración de los Derechos del Niño, firmada por la O.N.U. se afirma que "El niño debe disfrutar plenamente de juegos y recreaciones"? Claro que, bien mirado ¿a quién le importa lo que digan las Naciones Unidas?

Vale.

 



Texto tomado de: Los Títeres de Falla y García Lorca. Autor: Francisco Porras Soriano)

Notas:
1)Alcoy es una ciudad española, ubicada en la comunidad valenciana. Esta carta apareció publicada alrdedor del año de 1979.
2) Un grupo de titiriteros, estuvo dando actuaciones gratuitas en escuelas de toda España (años 1978 y 1979). Los niños "pagaban" con una redacción sobre el Teatro de Títeres. Se pretendía conocer la forma más apropiada de llegar al niño a través de esos escritos de los mismos niños. En una población alicantina surgió la frase básica de el estudio. Y por ella fue escrito el artículo "Querido Niño Pobre" y publicado en un diario de la localidad.

Esta entrada es una contribución de: Titerecentro, la casa de Ño y Ña Trapitos.

lunes, 5 de noviembre de 2012

La Flor Mas Grande Del Mundo



¿Y si las historias para niños 
fueran lectura obligada para los adultos?

¿Seríamos realmente capaces de aprender 
lo que desde hace tanto tiempo, venimos enseñando? 
(José Saramago)



Hola amigos. En el post anterior, relatamos una historia contada por el escritor peruano José María Arguedas. Era una experiencia de cuando él era un niño de siete años. Hoy comparto con ustedes un cuento de José Saramago: "La flor mas grande del mundo", una historia para niños.

La casualidad o el destino, hace que la historia de Arguedas, tenga una trama muy similar a la de Saramago: salvar una planta.

Saramago confiesa que no sabe escribir historias para niños, ya que ellos gustan de relatos con palabras sencillas. Aquí el texto, hecho a mi entender, luego de visionar el video del cuento (el relato no pone nombre ni edad al niño, yo le asigné Santiago y siete años).




Santiago tiene siete años. Un día, descubre un pequeño escarabajo, lo coge y lo guarda en una cajita, ya que quiere enseñárselo a sus padres.

Muestra la caja al papá, pero este va muy ocupado. Intenta el niño hacerlo con la mamá, pero ella se encuentra atareada con un recetario. A nadie en casa parece importarle los descubrimientos que el realiza. Abre la cajita y el insecto sale volando. Al fondo de la casa hay un muro y por allí se va el escarabajo.

Santiago corre tras el. Hay una escalera apoyada en el muro, sube el niño, ve un mundo. Hay casas, luego un rio y finalmente un bosque. Santiago salta el muro, y va bajando hacia el río. Al llegar a la rivera, camina a lo largo de ella, hasta un puentecito. No se decide a cruzar. Finalmente lo hace y llega al bosque.

Era un bosque inmenso. Con muchos árboles, cantos de aves y numerosas mariposas. Santiago camina y camina, hasta que el bosque se termina, y llega a un lugar donde solo hay  tierra y cascajo. Allí divisa una montaña en forma de taza de esas en que nos sirven el desayuno, pero era una taza puesta de cabeza.

Asciende la montaña. Al llegar a la cima, se encuentra con una flor que está muy débil por falta de riego. El niño la mira, la acaricia y decide traerle agua.

Baja la montaña, atraviesa el bosque y llega al rio. Recoge agua en sus manos y regresa hasta la flor. Solo llegaron tres gotitas, las que fueron absorbidas por la tierra seca. Santiago repitió y repitió el recorrido, hasta que la flor tomó vida y creció como del tamaño de un árbol, ya se sentía el perfume que echaba al aire.

Santiago cansado por el esfuerzo, se quedó dormido al pie de la flor. Ésta, soltó un pétalo que a manera de cobertor abrigó al niño.

Los padres en casa, se dan cuenta que falta el hijo. La abuela mira la escalera en el muro y dice: "Por allí salió". Juntamente con los vecinos, se forma un grupo de búsqueda. Llegan al rio, cruzan el puente y se internan en el bosque. Caminan y hasta el lugar donde está la montaña en forma de taza. Suben a la cima y encuentran a la flor inmensa y a Santiago durmiendo a sus pies. El había salvado a la flor.




Saludos amigos. Espero sus comentarios.

Nota: La imagen de José Saramago, es del blog: Los cuentos de Apolonia.

sábado, 3 de noviembre de 2012

El Maiz



"Cuando yo tenía unos siete años de edad, encontré en el camino seco, sobre un cerro, una pequeñísima planta de maíz que había brotado por causa de alguna humedad pasajera o circunstancial del suelo o porque alguien arrojó agua sobre un grano caído por casualidad. La planta estaba casi moribunda. Me arrodillé ante ella; le hablé un buen rato con gran ternura. Bajé toda la montaña, unos cuatro kilómetros y llevé agua en mi sombrero de fieltro desde el río. Llené el pequeño pozo que había construído alrededor de la planta y dancé un rato de alegría. Vi como el agua se hundía en la tierra y vivificaba a esa tiernísima planta. Me fui seguro de haber salvado a un amigo, de haber ganado la gratitud de las grandes montañas, del río y los arbustos secos..."
 
(José María Arguedas).

 


Tomado de Nosostros los Maestros, año 1986



viernes, 2 de noviembre de 2012

Leer


Mi mamá gustaba de la lectura. Digo gustaba, porque ahora ella está en el mundo espiritual. No terminó la primaria, y siempre hacia esfuerzos en su economía para procurarme libros o revistas. Mi mamá leía y leía. Se pasaba tardes enteras.

Comentábamos lo que mutuamente íbamos aprendiendo. Ella cayó enferma y comenzó a perder la visión. Así que le buscaba libros con letras grandes. Después perdió fuerza en los brazos, así que encontré textos tipo tríptico, como eran antes los silabarios. Mi mamá terminó leyendo entonces, narraciones cortas, y lo mejor, seguíamos comentando.

Cuando uno lee, puede... viajar sin moverse. Puede aprender... disfrutándolo. Puede amar... digo, a la vida.




Saludos amigos.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Imaginación


A la edad de doce años, estaba yo en el 2do de media y tenía dos compañeros: Chipana y Cabanillas. No recuerdo sus nombres. Vivían en La Tablada y salían de casa a las 5 de la mañana, ya que si no les era imposible llegar al colegio. Mas que las clases, ellos tenían un leitmotiv: Los Platillos Voladores.

Chipana y Cabanillas eran adeptos y adictos al tema de los extraterrestres. Tenían un folder lleno de recortes de periódico sobre ovnis. Era tanta su afición, que se quedaban en el patio y no entraban al salón, para seguir con sus lecturas.

Hasta que su imaginación les llevó a la idea de concebir publicar un libro. Como no tenían otra opción, lo hicieron de hojas de cuaderno. Allí a mano iban transcribiendo los artículos o lo que ellos tenían de entendimiento el tema de cada escrito. El “libro” era ilustrado con los dibujos que ellos mismos hacían a lapicero. Uno podía ver los ovnis o al rey maya de Palenque sentado en su nave espacial. Al libro le cosieron las páginas y las numeraron. En la portada se leía: OVNIS, y claro aparecían los nombres de los dos autores.

Tuvo tal impacto, que los compañeros (a veces dos lectores a la vez), disfrutábamos del “libro” manuscrito. En ocasiones, incluso permitían llevarlo a casa. Eran más efectivos en el préstamo de su “libro” que lo que pasaba con los textos de la biblioteca de la escuela.

Lo que más recuerdo, era la 1ra hoja del libro. Allí se repetía lo de OVNI, un dibujo de un platillo en la luna y el nombre de los autores, e incluso el año de edición. En la parte baja había una nota, precedida por: Importante.

La nota decía: Este libro, ha sido traducido del italiano al alemán. Del alemán al francés. Del francés al inglés, y del inglés al castellano, por tanto los autores no se responsabilizan por cualquier error en la información.

Chipana y Cabanillas, si que tenían imaginación.



Saludos