domingo, 29 de marzo de 2015

Función de títeres








Era un títere que contento paseaba con su hermoso globo rojo. Se aparece alguien y le rompe el globo.

Al terminar la función el muñeco se va solo, sin globo, y sin color.

Un niño se acerca al titiritero y le dice que debería darle otro globo al muñeco, ya que él ve que está muy triste. El titiritero dice que no se puede, ya que así es el final de la historia.

Camino a casa de la mano de sus padres, el niño recibe de regalo un globo e inmediatamente piensa en el muñeco e insiste en que deberían regresar para alegrarle la vida al amigo títere. Los padres le hacen ver que han pasado ya más de dos horas y de seguro ya no hay nadie en el lugar donde hubo la función.

Al niño, las circunstancias lo habían hecho vivir dos veces el No. El regresaba a casa llevando su globo. Estoy seguro que la vida en su vueltas y giros, le pondrá en el camino de 'un otro' quien esté necesitado de atención. Entonces será el momento en que el niño del globo, quizás ya mayor, le haga entrega a ese otro de un poco de color y de luz y eso de seguro pondrá felicidad en el que recibe el presente, como en el que lo da.

(FIN)
Autor: Carlos Torres

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viernes, 27 de marzo de 2015

El amortiguador


Trabajaba yo en una empresa distribuidora de auto-apartes, y estaba encargado del soporte técnico en baterías. Un viernes, mientras marcaba mi tarjeta de ingreso, vi un comunicado que estaba colgado en el pizarrín firmado por el Gerente de Ventas y decía: Hoy viernes 28 a las 7 PM deberán asistir todos a una charla técnica que impartirá la fábrica de amortiguadores “Mundial” en el auditorio del hotel Libertad ubicado en la cuadra dos de la calle Colón del distrito de Miraflores.

Mi trabajo terminaba a las 6 de la tarde, y ese día ya había convenido con un amigo para ir a un bar cultural, donde cada último viernes de mes se presentaban aspirantes a comediantes. Yo disfrutaba de ese espectáculo. Bueno, también había la posibilidad de conocer alguna chica. Así que el mandato de ir a escuchar una charla técnica de amortiguadores pues no me provocaba ninguna expectativa.
Salí del trabajo y acompañado de mi colega Mauro llegamos al Libertad. Ya había asistencia de oyentes. Reconocimos a algunos vendedores de las empresas de la competencia. Nos ubicamos, y a esperar que se diera inicio a la charla. Yo seguía pensando en lo de los comediantes.

Se inició el evento con una aburrida exposición sobre el historial de la empresa Mundial. Luego, fue presentado el charlista técnico, era el ingeniero de planta Raúl Meneses con más de veinte años en el campo de los amortiguadores. Comenzó su disertación recomendando que se prestara la debida atención al producto amortiguador, ya que no solo brindaba seguridad en el manejo, si no también confortabilidad para quienes viajaban en el automóvil, camioneta o camión.

El tipo exhibía mucho saber, y a su conocimiento aunaba una gran capacidad de comunicación. La charla era de gran factura. Llegó la ronda de preguntas, y aquí el expositor se lució hasta niveles impensados.

Pregunta: “¿Qué puede decirnos del ruido en el amortiguador?”.

El ingeniero sobre la marcha respondió: “Esa pregunta requiere una precisión, ya que debe especificarse el tipo de ruido. Cada variante del desperfecto sonoro demanda una solución diferente. Existen diez tipos de ruidos en un amortiguador: silbido, chillido, gorgojeo, pitido, soplido, trepidación, soplido, vibración, ruido seco y finalmente ruido impulsivo intermitente”... Que tal tipo, me dije. El auditorio, estaba excitado con la elocuencia del ingeniero.

Se acababa la charla. Fueron más de dos horas del tema amortiguador. En eso, un oyente levanta la mano, y dice: “Por favor, háblenos de los sellos del amortiguador Mundial. ¿Por qué son superiores a los de otras marcas?”

El ingeniero respondió: “Los sellos de Mundial, han sido desarrollados expresamente para un trabajo de elevada fatiga. El material del sello resiste la agresividad del aceite, y afronta con suceso el calor que se genera durante la operación del amortiguador. Es un jebe especial, de nombre: Acrilo-butadieno-estireno-neopreno”. Yo me dije: que tal facilidad para pronunciar nombres tan raros y difíciles, jamás había escuchado eso del Acrilo-butadieno y no sé qué cosas más. Este tipo, si que sabe.

Nos poníamos de pie. Dábamos por terminada la exposición, pero el ingeniero dijo: No se muevan todavía, hay una pregunta más. Y dio la palabra a un tardío preguntador: “Ingeniero usted dice que el material del sello es el jebe acrilo-butadieno-estireno-neopreno. Yo me permito preguntarle: ¿de que tipo: Alfa-beta caroteno32 o el nylon-criolón-poliestireno-difenil-acetato?”

El auditorio, volteo para ver quién preguntaba, e inmediatamente nuevamente volteó para ver al ingeniero. Este puso una cara de sorpresa. Quedo pasmado. Abrió grandemente los ojos. No supo que responder. Un anónimo oyente, lo había superado... finalmente, el ingeniero era un mortal.

(FIN)
Autor: Carlos Torres


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jueves, 19 de marzo de 2015

Teléfono celular





Recuerdo a un viejecito en Telefónica con su celular de pantalla táctil. Ambos esperábamos atención de servicio técnico. De pronto me dice:

"Mi hijo me jodió con esta huevada. Yo tenía mi aparato de teclitas y llamaba y me llamaban. Mi hijo decía papá modernízate y me dio esto que no funciona para llamar y solo hace música"

...y el viejecito me mostraba como pasaba el dedo sobre la pantalla, haciendo eses y equis para encenderlo y no encendía. A cambio solo salía una música salsera.

FIN
Autor: Carlos Torres

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sábado, 14 de marzo de 2015

Avancen hermanos


El Cristo de los Milagros va por las calles de Lima. Dicen que somos de las ciudades donde uno mientras camina y si tiene la exacta disponibilidad, pues Dios se te cruza en la ruta, y no solo en Octubre. Dios viaja en combi. Hace cola para lograr atención en un hospital. Va a clases en un colegio. Sostiene con su manos un muñeco y hasta me aseguran de que lo han visto contando historias. Me gustaría llegar a esos lugares donde el hace arte, digo el de muñecos y el de narrativa, por que del arte de construir un universo y levantar al sol cada mañana, pues de ese arte si que soy espectador, y vaya que tengo la dicha de ser testigo.






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viernes, 13 de marzo de 2015

Mi Oso







Cerca de mi casa quedaba el Parque Zoológico en Barranco. En un reducido espacio estaban confinados muchos animales: osos negros, osos del Ártico, un hipopótamo. Monos, paujiles, leones, tigres, zorros, cóndores. También un elefante y una pantera. Recuerdo a una tortuga gigante, que algunos decían que tenía tantos años como la patria, o sea unos 140. No faltaba quien saltaba la barda y se trepaba sobre la tortuga y zapateaba sobre su caparazón. Ciertamente no era un lugar apto para animales. Era más bien un campo de concentración.

Pero lo que más recuerdo ahora era la figura de un oso de pelaje marrón. Era gigantesco. Él estaba en una fosa y tenía una pequeña poza llena de un agua verdosa. El oso caminaba en círculos siguiendo la circunferencia de su pequeña laguna. Andaba sobre el murete que servía de límite a su piscina. Nunca se detenía. Podían ser minutos el tiempo que lo observaras. Horas quizás, y siempre verías al oso dar vueltas ¿Adónde quería llegar?

Algunos opinaban que el oso se había vuelto loco. Que un oso sano, se habría metido a su poza y disfrutado de un fresco baño.

Hoy que he leído la historieta de un Hurón confinado en un zoológico pues entiendo cuál era el afán del oso de pelaje marrón. El caminando por el murete hacía por cada día incontables circunferencias de recorrido. El oso tenía un propósito en su vida. Su plan era caminar y caminar hasta poder lograr olvidarse del lugar donde estaba. Caminar y caminar hasta trascender el recinto que lo tenía confinado. Caminar y caminar para llegar a esa vida en que no viera a tanta gente mirándolo con impasividad. Ese oso, iba en camino al siempre jamás.

Yo lo vi cuando tenía siete años y me daba pena el osito caminante. Siempre le recuerdo. Hoy a mis más de cincuenta, estoy tranquilo. Ya se adonde fue el oso.

(FIN)


Autor. Carlos Torres



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martes, 10 de marzo de 2015

Libros





Siempre paseo por Amazonas, el campo ferial más grande de América, y es donde se venden libros. Lo vengo haciendo de hace muchos años. Ahora allí narro cuentos.

Hay un señor que vende libros. Veo uno que me interesa y le digo:

-¿A cuánto está?

El coge el libro y me lo da. Me dice: Tu vienes todos los sábado a enseñar. Llévalo.

Otro día paso por su puesto y me alcanza un libro: Juan Santos Atahualpa partió al cielo.

El vendedor agrega: "Llévalo, para que cuentes"

Confieso que ya me da un poco de vergüenza. Yo cuento cuentos, pero conozco a un librero que a su manera también cuenta.

(FIN)
Autor: Carlos Torres


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lunes, 9 de marzo de 2015

Microondas








Era el primero de abril. Primer día de escuela. Los alumnos a la carrera iban a sus colegios. Antes era así. Ahora las clases empiezan en marzo. Son más horas lectivas dicen. 

Yo iba con rumbo a Surco. Me llamaron para resolver una emergencia eléctrica. Llegué a la casa. Por error se había conectado un equipo microondas de 110 voltios a una toma enchufe 220. Lo correcto era usar un transformador. Los microondas eran novedad y aun no se vendían en Perú. Un electricista estaba ya revisando el equipo y detectó que un fusible estaba fundido. Lo cambió, y listo. Se conectó el transformador y se encendió el microondas. Ocurrió una explosión. El electricista se puso nervioso. El dueño de la casa amenazaba con hacerle pagar el equipo. 

Retiré la tapa del microondas. Saqué un cobertor metálico y accedí al circuito. Dentro de una cavidad ubiqué un plano con todos los detalles técnicos. Miré el plano, miré el circuito y detecté una pieza carbonizada. Según el plano se trataba de un Varistor. Yo jamás había conocido un dispositivo así.

Retiré el Varistor o lo que quedaba de el. Cogí el plano y me fui a buscar el reemplazo. Mientras iba por las calles observaba a los niños uniformados rumbo al colegio. Vi una niña quien llevaba a otra sobre sus espaldas. La chica tenía unos fierros de ortopedia. De seguro tiempo faltaba, y había que llegar a la hora para aprender. Miré el esfuerzo de ambas. Ellas tenían coraje y afrontaban algo muy serio. Eso era nada comparado con mi Varistor.

Caminé por todas las tiendas de electrónica y nadie conocía esa pieza. En un local puse el Varistor sobre el mostrador. El tipo que atendía me dijo: ¡Varistor!. Era la primera vez que alguien sabía del tema. Conversamos:

-Necesito el reemplazo, pero no se el código.
-¿Es de 110 o 220 voltios?
-110

El técnico cogió una regla y midió lo que quedaba del varistor. Luego calculó un área y se fue al catálogo. Buscó y buscó y me dio el código: 4K110R.

-No tengo ese repuesto.
-¿Dónde lo ubico?
-Recuay cuadra dos en Breña.

Fui a Recuay. Eran ya casi las 6 de la tarde. 

-¿Varistor 4K110R?
-No hay. Llega en una semana. Debes pagar por adelantado.

Pagué y regresé a la semana. Me dieron el varistor.

Lo conecté al equipo y este encendió.

Siempre que es el primer día de escuela, recuerdo esta historia. Pude resolver un problema técnico, pero lo que mas me marcó del día fue ver a las dos niñas ayudándose para llegar a al escuela. Nunca me olvido de eso. Era el anhelo del saber.

(FIN)

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viernes, 6 de marzo de 2015

Un pintor y la nota 21






En un colegio del Cusco el maestro dice a sus alumnos que hagan un dibujo ya que esa es la tarea del día. El maestro al final iba poniendo notas en cada una de los trabajos. De pronto uno de los dibujos lo impactó y lo juzgo de calidad. Sin dudarlo le puso de nota 21, y así lo constó en el registro escolar.

Días después el director le reconvino: "Usted sabe que de acuerdo a las normas del Ministerio de Educación la nota máxima es veinte. Así que borre el 21 y ponga 20.

El maestro dijo que el trabajo era extraordinario y merecía más de veinte. El director argumentaba y llegó a sentenciar: "Si no lo corrige, tendré que dejarlo sin su empleo". El maestro respondió: Pues me quedo sin empleo... (y era el único sustento del maestro).

Años después en una calle del Cusco coinciden el director y el maestro. Ya se van a encontrar, entonces el director baja a la pista. Se produce el diálogo:

-Señor director, ¿por qué baja a la pista?
-Sabes el niño al que le pusiste 21 y que yo te hice ponerle 20, pues ganó una beca de pintura para el Brasil. Ahora está en Europa. Es un gran pintor. Yo soy un burro por eso me bajo a la pista. En cambio tu eres un maestro.

(FIN)

El niño pintor era: Don Alberto Quintanilla.



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jueves, 5 de marzo de 2015

El Perro enamorado de la luna







Un perro se había enamorado de la luna y cada noche subía a una alta montaña para declararle su amor a la mama Killa.
Un día el perro y la Cabeza Volante (Willaq Uma) se encuentran y conversan:

-Cabeza hazme un favor. Yo quisiera que me digas como ir hasta la luna.
-Yo no se como puedas ir. Pero como estás enamorado, de repente se produce un milagro y una noche la luna te llama.

El perro seguía aullando. Pidiéndole a la luna. Aullándole.

Cosa curiosa el perro una noche comienza a volar y se va hasta la luna. Se encuentra con ella, la quiere y se la lleva. El mundo queda en tinieblas. A los nueve meses, la luna vuelve con el perro a las playas de Chan-Chan y la luna está en cinta del perro y la luna da a luz a los Chimú. De la unión del perro y la luna, nacen los Chimú.

(FIN)



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lunes, 2 de marzo de 2015

El Cantor


Cuando Alfredo Zitarrosa murió en Montevideo, su amigo Juceca subió con él hasta los portones del Paraíso, por no dejarlo solo en esos trámites.  
Y cuando volvió, nos contó lo que había escuchado.  
San Pedro preguntó nombre, edad, oficio. 
- Cantor - dijo Alfredo.  
El portero quiso saber: cantor de qué. 
- Milongas - dijo Alfredo.  
San Pedro no conocía. Lo picó la curiosidad, y mandó: 
-Cante.  
Y Alfredo cantó. Una milonga, dos, cien. 
San Pedro quería que aquello no acabara nunca. 
La voz de Alfredo, que tanto había hecho vibrar los suelos, estaba haciendo vibrar los cielos.  
Entonces Dios, que andaba por ahí pastoreando nubes, paró la oreja. 
Y ésa fue la única vez que Dios no supo quién era Dios. 

(Eduardo Galeano) 






Saludos amigos


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