jueves, 23 de julio de 2015

21 de diciembre


Celia y Alejandro estaban asustados. Escucharon en las noticias sobre una Profecía Maya. En el colegio compartieron con sus amigos su preocupación: El mundo se va a acabar el 21 de diciembre del 2012., o sea, ¡faltan solamente dos meses!

Ese día en clase, el profesor respondía a las preguntas lo mejor que podía. Decía que no había nada de cierto en esa predicción, ya que los Mayas excelentes astrónomos y matemáticos lo que anunciaban era que se acababa un ciclo y comenzaba un tiempo nuevo.

-Señor profesor, ¿Qué es ciclo?
-Señor profesor, ¿Qué es tiempo nuevo?
-Señor Profesor, ¿Las noticias que escuchamos en la radio o vemos en la televisión, no son ciertas?
-Señor Profesor, ¿se puede mentir en las noticias?

Ya en casa los hermanitos Celia y Alejandro preguntaron a sus papás sobre las profecias. 

Conversaron como nunca antes lo habían hecho. Pasaba el tiempo y la familia seguía reunida gracias a la magia de la palabra. Con pena tuvieron que suspender la conversa. Era necesario dormir. Mañana podrían continuar.

Celia ya dormida, fue visitada por la magia del sueño. Una mujer le habló: Soy el Hada de la llanura amazónica. Soy quien cuida por la vida de ríos y lagos. El hermano tucán me habló de ti y sobre tu preocupación del Fin del Mundo. Yo te protegeré. Partiré a tu ciudad. No iré sola. La gran serpiente de la vida estará conmigo. El verde de los árboles también decidió acompañarme. Tucanes, paujiles, colibries, guacamayos, y turays estarán conmigo. La vida entera de la selva me acompañará y estaremos cerca de ti. Solo tu nos podrás ver.

A la mañana siguiente mientras la familia desayunaba, Celia contó su sueño. Su papá le dijo: Hijita, tienes la virtud de una narradora oral. Tus palabras nos han hecho volar como hojas movidas por el viento. Pero, hay que apurarse, ya que hay otro que vuela y vuela: es el tiempo.

Celia miraba las calles. Miraba el cielo. Miraba las casas. Miraba a las personas. Ella buscaba al Hada de la Amazonia. Recordaba que en su sueño se aparecía con un vestido de colores, y un gran broche circular en el pecho. Que usaba el cabello en trenzas y sujeto por un hilo de hojas de laurel. Celia sentía que el hada estaba cerca.

El día sábado el abuelo llevó de paseo a los hermanitos. Fueron al centro de Lima. El abuelo de joven solía ir a una feria de libros y quería que sus nietos la conozcan. Era un lugar donde vendían libros que otros habían leído. Llegaron a eso de las 12 del medio día. Escucharon que alguien contaba una historia. Hablaban sobre una ciudad, donde algo muy grande iba a ocurrir. Celia se acordó de la Profecía Maya. Abuelo y nietos decidieron quedarse y escuchar. Y allí los tres quedaron atrapados por el relato.

En un alto del contador, Celia le preguntó sobre una Hada Amazónica. Ella la describió tal como se le apareció en su sueño. Mientras ella iba contando, el contador quedó abismado. La niña era una narradora.

Los tres se despidieron del cuentacuentos. Pasearon por los puestos de venta de libros y luego el abuelo ofreció invitarles un helado en el jirón de la Unión, y para allá partieron.

Mientras caminaban por la avenida Emancipación, a Celia se le cayó al suelo su cono de helado. Lo que vió la dejó pasmada. Allí sobre una inmensa pared estaba el Hada de la Amazonía. Celia le miraba y conversaba de mirada a mirada. Sintió la frescura del viento del atardecer de la selva, y escuchó el concierto del canto de las aves. Ya no temía a lo del Fin del Mundo, el Hada de la Amazonia le salió al encuentro en una calle de Lima.








(FIN)
Autor: Carlos Torres

miércoles, 15 de julio de 2015

En Toledo







Vivía en Toledo una mujer judía que en cierta ocasión, y de manera casual, conoció a un caballero cristiano, de buena casa y buenos sentimientos.

También era ella bondadosa y de principal linaje entre los judíos.

El caso fue que se enamoraron, y de tal forma que necesitaban verse al menos una vez al día. Si no lo hacían las horas les parecían tan largas y tan tediosas que les era imposible soportar el lento pasar de veinticuatro. Por ello, tomaron la costumbre de salir en secreto y a hurtadillas cuando la noche estaba ya cerrada y la mayor parte de la gente descansando.

Corrían un gran peligro, los dos lo sabían; pero necesitaban verse.

Habían elegido como lugar de citas un rincón apartado en el que, junto a un pozo de aguas dulces, se alzaba una higuera que daba todos los veranos higos que sabían a miel.

Allí hubieran querido permanecer la vida entera; pero rayando el alba, los dos debían volver apresuradamente a sus casas. Y de regreso el pensamiento de uno y otra estaba ya puesto en la noche próxima cundo de nuevo volvieran a encontrarse.

Y así transcurrieron varios meses de dicha.

Pero la dicha completa suele ser como ave de verano, y un día alguien, sin que ellos lo advirtieran, descubrió aquel amor que los hacía felices y que a nadie dañaba. Y ese alguien, él sabría porque causa alertó al padre de la joven de lo que estaba sucediendo.

En un primer momento, el judío no creyó sus palabras y aun tuvo gran enojo al oírlas, ya que en su hija tenía puesta toda su confianza.

-Si no queréis creerme, id a su alcoba ahora -dijo el delator al enojado padre.

-¡Iré, pero temed por vuestra vida si encuentro a mi hija en ella! -le respondió con voz muy alterada.

Pero el delator no temió por su vida ni un momento porque bien seguro estaba del lugar en el cual se encontraba la joven.

Lo que sucedió luego fue rápido y muy triste, pues empujado de iras corría el judío por las calles de Toledo con el puñal en la mano.

Junto al pozo, pleno de amor y dicha, sin advertirlo apenas, murió el joven caballero a manos de un padre enfurecido que no sabía entender cuáles eran las razones que el amor tenía.

Después la joven enamorada, como perdió el amor, perdió también todas las cosas de la vida, y nada le importaba, ni joyas ni vestidos preciosos, ni manjares riquísimos, ni el sol que alegra los días, ni la luna que alegra las noches. Y solo hallaba consuelo acudiendo junto al brocal del pozo, y junto a la vieja higuera donde murió su amado.

En las noches de luna se asomaba a las aguas profundas y en lo más hondo creía ver el rostro de aquel al que aún quería, y como no podía alcanzarlo, un torrente de lágrimas amargas iba a aumentar las aguas del pozo. Y así un día tras otro, hasta que al fin, herida por la ausencia, se consumió su vida una noche de junio al lado de la higuera.

Cuando a la mañana siguiente la hallaron y quisieron retirar su cuerpo del tronco en que se apoyaba, vieron que dicho tronco estaba todo seco, y que en las ramas no quedaba ni un fruto ni una hoja.

Uno de los que allí estaban, deseando calmar el sobresalto que sentía, se acercó al pozo para beber un sorbo de agua dulce; pero las aguas de aquel pozo se habían tornado amargas; a lágrimas sabían.

(FIN)

Tomado de: El tiempo y la promesa, de Concha López Narváez. Ediciones Bruño. Año 2005. Páginas 68, 69 y 70.


Soy Narrador y Cuentacuentos. Para funciones y presentaciones, contactarme al fono 996583864, o escribir a: ctorres1000@yahoo.es


jueves, 9 de julio de 2015

Correspondencia Biunívoca


Tengo una sobrina que cuando era muy niña, puso bastante atención a lo que yo conversaba con un compañero de estudios. Con él revisábamos el tema de Teoría de Conjuntos y repetidas veces mencionamos: Correspondencia Biunívoca, que es la relación que se establece entre los elementos de un conjunto, y los elementos de otro conjunto. Por ejemplo el conjunto de números y el conjunto del cuadrado de esos números. Cada número del primer conjunto, se corresponde con uno y solo con uno del segundo conjunto.

Bien, resulta que mi sobrina que recién estaba en el primer grado de la escuela y tenía seis años, les decía a su amiguitos que a ella en el colegio le habían enseñado la Correspondencia Biunívoca. Los niños escuchaban y se quedaban perdidos.

Llegaba una visita a la casa y decía: Ah mira tu sobrina crece rápido, seguro que ya va a la escuela. Y la visita preguntaba a la niña: "¿Qué te están enseñando en el colegio?"

Mi sobrina respondía: A mi enseñan la Correspondencia Biunívoca.

La visita se quedaba perpleja y comentaba: ahora los programas de enseñanza han cambiado. En mis tiempos no era así.

Llegó la actuación por el día de la madre y a una maestra se le ocurrió que una niña dijera: Feliz día Mamitas. Mi sobrina fue la seleccionada. Muy nerviosa ella, dijo: "Feliz día Mamitas. A mi me enseñaron la Correspondencia Biunívoca."

Yo no estuve presente. Me lo contó mi mamá.

Han pasado ya muchos años. Mi sobrina ha olvidado la frase de la correspondencia matemática. Yo la evoco siempre, y cada vez que la recuerdo siempre sonrío.






Cada número del conjunto del primer renglón, se corresponde con uno y solo con uno del segundo reglón. Ese es un ejemplo de una Correspondencia Biunívoca. Cada número se corresponde con su doble.



FIN

Autor: Carlos Torres



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miércoles, 8 de julio de 2015

Ayer viajando en bus


Viajo. Me siento. Sacó un libro, comienza mi lectura. El compañero de al lado me dice: ¿Es un Bestseller?

Hace mucho tiempo que no escuchaba ese acepción.

Yo le dije que en materia de gustos, pues no hay elección que haga uniforme los pareceres. Lo que es grato de lectura para unos, lo puede ser de poco atractivo para otros. Mientras conversábamos observé que uno de los pasajeros que iba de pie se interesaba en el diálogo.

Yo le iba mencionando títulos de novelas, de cuentos. Títulos cortos como: Azteca. Títulos largos como: La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada. Títulos tipo poema: El niño que enloqueció de amor. Títulos de terror: El Chullachaqui en la otra selva.

Casi me paso del paradero por la conversa. Creo que en Lima, se lee mucho más de lo que registran las estadísticas.








Saludos


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miércoles, 1 de julio de 2015




Hola amigos de Narracentro. Hoy les comparto un video sobre uno de los relatos que suelo contar. La grabación se inicia unos segundos después de que yo comencé la contada. Así que va una pequeña glosa para enlazarse sin ningún problema con la historia:


Un reino tenía un gobernador que era muy justo con sus gobernados. Era un reino que tenía progreso y despierta la codicia de un reino vecino y este último decide conquistarlo. El rey justo organiza un ejercito, se pone al frente del mismo y sale al frente de el para presentar batalla.


Aquí el video amigos:









Saludos


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