domingo, 18 de agosto de 2013

Rosas


 




Esa mañana, a Jimena la despertó un ruido como de explosión. Corrió las cortinas de su habitación y vio que la montaña Coatepeque tenía una fumarola que cual penacho adornaba su cima. Encendió la radio. El locutor vía teléfono preguntaba a un sismólogo sobre la posibilidad de una erupción. Le dijo: Doctor Estrada, descríbanos la situación en el tono más sincero posible.


Estrada confirmó la posibilidad de una erupción y que esta podría afectar seriamente los sembríos del lado sur del valle. Jimena vivía justamente al sur. Rápidamente se vistió y se fue a ver el rosal que había plantado hace un año. Retiró la planta y con cuidado la envolvió en un papel, y partió de casa. Ese fue todo su equipaje. Se decía para sí misma: En la vida, si aceptas los tiempos rosas, pues también debes aceptar los tiempos espinas.

(FIN)

No hay comentarios:

Publicar un comentario