miércoles, 14 de agosto de 2013

Titanic





Camila había visto la película incontables veces. Sabía que ocurriría en cada instante de la misma. Rápidamente adelantó la película para detenerse en la escena en la que Rose subía las barras de la proa del barco, y con los ojos cerrados mientras Jack la sujetaba. Era la escena del último amanecer del transatlántico Titanic. Camila se emocionaba hasta llorar, sobre todo cuando sonaba la voz de Celine. Camila soñaba con conocer a alguien como Jack y que la conquistara con esa sabiduría que él exhibía cada vez que dibujaba. En ese momento de emoción, le daba siempre por comer. Buscó en su bolso y encontró un fragancioso mango. De pronto, una voz la despertó. Le reclamaba que se apure. Que ya. Que está bien la película. Era el cliente que quería partir. Entregó sus dos soles con cincuenta céntimos y se marchó. Camila seguía con la melodía imaginariamente en su cerebro.

           (FIN)


Saludos amigos.

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