martes, 29 de diciembre de 2020

La leyenda de la tortuga (México)


Una tortuga caminaba por ahí cuando, de pronto, aparecieron unos lobos hambrientos y se la comieron.
Acabaron de comérsela y sintieron sed. Entonces fueron a donde habían visto agua, pero no encontraron ya nada, ni una sola gota.
—¿Por qué se habrá terminado el agua? —se preguntaban los lobos —. ¿Dónde la podremos encontrar?
—Vamos a ver por allá, tal vez encontremos agua para beber —dijo uno de ellos.
En eso andaban cuando vieron un águila que se estaba bañando allá arriba, en una peña. Con las alas se echaba agua en la espalda. Entonces los lobos le dijeron:
—¡Oye, tenemos sed! Échanos un poquito de agua.
El águila se sacudió y entonces los lobos lamieron las gotas de agua que caían.
Pero seguían teniendo sed.
—Por favor, échanos más agua. Tenemos mucha sed.
—¡Ah! —dijo el águila—. Quieren tomar agua, pero se comieron a mi hermana tortuga, la dueña del agua. Si tienen sed, entonces tráiganla.
—Pero no podemos traerla porque nos la comimos.
—Sí pueden. Traten de sacarla de sus cuerpos. Vomiten todo lo que se comieron.
Después deberán remendarla, juntando todos sus pedazos. Si logran hacerlo, si la reparan y la dejan igual que como estaba antes, tendrán agua —dijo el águila.
—Bueno, está bien —dijeron los lobos —, lo intentaremos, porque la verdad ya no aguantamos la sed.
Y con trabajo, los lobos empezaron a echar para fuera lo que se habían comido. Luego recogieron todos los pedacitos de la concha y los remendaron.
—Pero, ¿cómo vamos a ponerle las tripas? —le preguntaron al águila.
—Pueden trenzar cintas de trapo y ponérselas en la panza —les contestó el águila.
Y así lo hicieron.
—Ya está. Ya compusimos a la tortuga. Y ahora, ¿qué hacemos para que aparezca el agua? —preguntaron los lobos.
—Ahora hagan un pozo donde quepa la tortuga, un pozo en forma de cántaro —contestó el águila.
Los lobos escarbaron y escarbaron la tierra hasta hacer el pozo.
—Y ahora, ¿qué más hacemos? —volvieron a preguntarle al águila.
—Metan ahí a la tortuga y digan así: "Sal agua blanca, sal agua blanca." Pero no vayan a tomar el agua cuando brote, aunque salga a chorros. Deberán esperar a que se forme un río —les advirtió el águila.
Así lo hicieron y la tierra empezó a humedecerse poco a poco. Salió agua y más agua hasta que se formó un río.
Entonces los lobos pensaron
—De veras que la tortuga es como la dueña de nuestra vida, dueña del agua, como padre del agua. ¿Qué nos hubiera pasado si no la hubiéramos devuelto y remendado?
—Sin agua, de seguro no hubiéramos vivido mucho tiempo.
Y cuenta la leyenda que por eso que hicieron los lobos, es que la tortuga tiene la concha remendada.

Leyenda tradicional mexicana
Versión de Esther Jacob




No hay comentarios:

Publicar un comentario