Era una noche de invierno, un jueves si mal no recuerdo. Llegué al Estadio Nacional como a las 7:00 PM. El "Cholo" Sotil y el "Nene" Cubillas alineaban en el equipo peruano que enfrentaría al once chileno. A puradamente subí las 
gradas de ingreso que tenían las puertas del estadio, y allí solían ponerse 
vendedoras de papa sancochada y huevo duro. Por mi carrera tropecé con 
un señor que había terminado de pelar un huevo y se ponía en cuclillas 
para echarle una cucharadita de ajicito. Yo pasé, y el huevo saltó de sus
 manos y dando botes bajaba las gradas, mientras el comenzal lo veía 
alejarse. Aceleré mi trepada, no vaya a ser que me reclamen por la "huevada" que acaba yo de cometer... sin querer.