miércoles, 8 de junio de 2022

El viajero negociante




Dicen que en aquellos tiempos había un viajero que andaba negociando y era de buen corazón.

Dicen que una vez, al hacerse tarde en el camino, tuvo que quedarse en la noche en una cueva que había junto  al camino. Estaba durmiendo y resulta que, a eso de la medianoche, llegaron una tanda de gente y él creyó que eran matones o los diablos, porque llegaron con un muerto y ahí descansaron un rato y se fueron; pero al momento de salir, uno de ellos se topó en un chucho que tenía la cueva y se fue quejándose de dolor.

El negociante, que no se había movido nada para que no lo sintieran los bandidos, amaneció lleno de susto y se fue a jalar sus animales de carga para seguir su viaje. Al salir de la cueva se topó con el chucho, entonces, acordándose de lo que le sucedió al otro individuo, agarró una piedra y se puso a quebrar ese chucho y, cuando logró romperlo, comenzó a vaciarse el dinero que había en la cueva. Dejando toda clase de negocios que llevaba, regresó a su casa con sus animales de carga llenos de dinero y desde ese momento vivió feliz con su familia.


Contado por María Figueroa, de la Congona. 

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