jueves, 28 de octubre de 2021

Plumas al viento





Cuenta una vieja historia judía que había cierto maestro que tenía mucha sed por el conocimiento y un día se enteró que no muy lejos del pueblo vivía un hombre sabio y entonces decidió ir en busca de aquel sabio para saber si era verdad lo que decían de él.

Al llegar al lugar donde moraba el sabio se dio con la sorpresa de que era una humilde morada y bueno se dijo así mismo:

"No es lugar para un sabio..."

Luego de meditar algún tiempo, decidió tocar la puerta y una voz desde dentro dijo: "Adelante".

El maestro al entrar fue invitado por el sabio a sentarse y tomar con él una taza de té, pero sucedió que mientras el sabio iba echando el té lentamente el maestro notó que se iba a derramar y cuando esto sucedió el maestro le gritó al sabio:

"Es imposible que un sabio se equivoque de tal manera"

A lo que el sabio le contestó:

"No puedo enseñarte nada porque al igual que está taza de té tú has venido lleno de conocimiento y cualquier cosa que yo quiera enseñarte será derramada".

Entonces, el maestro que no entendió en ese momento el significado de lo que había intentado transmitirle el sabio decidió irse a su casa y no contento con eso, empezó a hablar mal del sabio por todo el pueblo, contando mentiras acerca de él. Con el tiempo, aquel chismoso se dio cuenta de que había actuado mal. Fue a pedirle perdón ́al sabio y le preguntó cómo podía remediar su error.

El sabio le pidió una sola cosa: tenía que agarrar una almohada, abrirla con un cuchillo y esparcir al viento las plumas que tenía adentro. El chismoso se quedó extrañado, pero decidió complacerlo. ́Luego volvió a ver al sabio y le preguntó:

-¿Ya estoy perdonado?
-Primero tienes que ir a recoger todas las plumas —respondió el sabio.
-¡Pero eso es imposible! El viento ya las ha dispersado —protestó el chismoso.
-Pues igual de imposible es remediar el daño que has causado con tus palabras —concluyó el sabio.

La lección no puede estar más clara:

Una vez que dejamos salir las palabras, no podemos recuperarlas, y a menudo nos resulta imposible arreglar el daño que causan. Por eso, antes de contar cualquier cosa sobre alguien, recordemos que estamos a punto de soltar plumas al viento.

FIN

Tomado del Blog: Plumas al viento. 

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