lunes, 29 de abril de 2013

Arreglo Floral







Era la mañana del sábado 31 de diciembre. Laura había preparado mini arreglos florales llamados Shojinka: Flores de Luz. Las flores eran de color amarillo y champagne. 

Puse los Shojinka en una fuente y salí de casa. Mi propósito era cederlas en obsequio a quien se cruzara en mi camino. No imaginé que resultara difícil la entrega de los arreglos. Había mucha desconfianza entre la gente: 

1) No me ofrezca nada. Yo estoy con el de arriba. Váyase.
2) ¿A cúanto lo vendes?
3) ¿Qué cábala es?
4) ¡Homosexual!
5) Estoy apurado tío.

Ensayé mi mejor estado de ánimo, y decidí que ofrecería los arreglos solo a la gente con la que entrara en alguna sintonía visual. Así que puse la bandeja como si yo fuera vendedor ambulante. Algunos se acercaban y les mencionaba que eran "flores de luz", y que si las cuidaban, pues acompañarían su hogar por unos diez días.

Una señora me pidió dos. Una para su casa y otra para su negocio. Luego trajo a una amiga quien me dijo: “¿Por qué hace esto? Las flores cuestan.”. Yo le dije, mi esposa las confeccionó, y yo tengo el gusto de repartirlas. Le di un shojinka y ella me regaló un paquete de galletas y una barrita de chocolate.

Otra señora, ya muy abuelita, me agradeció en quechua. Yo no pude entenderle. Soy analfabeto en quechua. Un tipo, con aspecto de marginal y achorado, me dijo: “Dame una, para llevarle a la virgencita”… así que le le alcancé un arreglo. 

En un puesto de periódicos, entregué un shojinka, a cambio me obsequiaron un disco compacto de título: Cañonazos Bailables de Año Nuevo. 

En un salón de corte y peinado, una señorita me dijo: “dame la amarilla, la otra es fea”. Yo le conte: Así como no hay mamás feas, tampoco hay flores feas. Se lo dije sonriendo y amigablemente.

Llegué a casa, luego de tres horas.Había repartido todo.

(FIN)


(La imagen de la flor es de Wikimedia Commons)

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