miércoles, 3 de abril de 2013

Eché a perder un cargador de baterías


“Yo no tengo tiempo para tener un día malo”


Hoy me tocó reparar un carrito de niño a batería. Era un modelo sofisticado, equipado con dos baterías, que el dueño: don Alejandro, había fallidamente intentado recargar. Salvé las baterías. El carrito funcionó a la perfección, pero al momento de dar las explicaciones sobre el modo de recarga, pues conecté el cargador con la polaridad invertida y se fundió su pequeño bobinado. Me sentí mal por mi ineficiencia y también claro está, porque yo debía asumir el costo del cargador.

Mientras explicaba al dueño sobre mi percance, conecté otro cargador. Le dije me voy a quedar hasta comprobar que las baterías logren recargarse completamente. Así que pasaban los minutos y nos pusimos a conversar. Me contó sobre sus estudios y sobre Arequipa. Yo le pregunté si recordaba al señor Eloy Vera, el “Nonone arequipeño”, excepcional policía de tránsito. Se sorprendió que yo le hablara de él. La conversa siguió y me contó que su hijo, el que usa el carrito tiene un problema de salud muy serio. Sufre de una epilepsia muy severa, lo que le impide realizar por sí solo, sus cotidianas tareas. Está en tratamiento. Tiene solo cinco años y los médicos no pronostican una recuperación satisfactoria. El papá, lleva a su hijo a un colegio especial y se queda en él, dentro del salón de clases, todo del tiempo. Yo le iba escuchando y me recordé del cargador, que su “quemada” era una dificultad de nada, frente a lo que me comentaba el papá. Me dije que al final de cuentas, pues me vuelvo a hacer un nuevo cargador y asunto arreglado.

Verifiqué el estado de las baterías, estaban muy bien. Me despedí de Alejandro. Ya caminando en la calle, se despertó en mí una admiración por el papá que hoy había conocido.
(FIN)

No se que significará Ximeroni, pero me gusta la canción. Les dejo con Nana Mouskori.


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