"A la vida, hay que vivirla como es".
(Don Matish, en la Serpiente de Oro)
En Calemar, Don Matish contó esta historia:  
Adán y Eva, ya habían sido expulsados del Paraíso, o sea el hombre 
conoció el mal. Pero sucedía que no había variedad de males y las gentes
 que querían hacerse mal unos a otros, buscaban hasta en eso ser 
diferentes. El diablo vio la ocasión de un gran negocio,  y a todititos 
los males los convirtió en polvos de diversos colores y los puso en 
frascos, que luego guardó en un costal. Se puso el costal al hombro y 
salió al mundo a vender. 
Se ubicó en una plaza y mostró su mercadería. Habían frascos grandes y
 bonitos. Otros mas chicos que mostraban su colorido contenido. El 
diablo gritaba: “compren sus males”… y la gente se acercaba, preguntaba y
 compraba. 
¿Y este mal, que es?. El diablo respondía: “la mentira”. Otro 
interesado por una frasco preguntaba y el diablo decía: “la traición”. 
Había un frasco pequeño y ralo, el cual andaba perdido entre los otros 
coloridos envases. La gente preguntaba, ¿Y ese frasquito chiquito, que 
mal es? El diablo decía: “ese es el desaliento”. Y su precio era mas 
alto que el de todos los frascos juntos. Los compradores se molestaron, 
que diablo este por querer engañarlos, pretendiendo cobrar un montón por
 un mal que no parece gran cosa. 
Terminada la mercadería, solo quedó el frasco chiquito. El diablo se 
molestó por lo cabeza dura que era la gente. Entonces cogió el frasco, 
lo abrió y echó su contenido a los vientos diciendo: “con este mal 
todos, sin este mal ninguno”. Y don Matish dijo: “Y los males fueron, 
por que el desaliento es todititos los males. Eres afortunado y poderoso
 y si caes en el desaliento, pues el vicio te doblega. Si eres humilde y
 pobre, pues el desaliento puede tumbarte, luego lueguito. Así es como 
el diablo llenó de males la tierra, por el desaliento”. 
Y agrega don 
Matish: “Cristianos de Calemar, que el desaliento no empuñe nunca 
nuestro corazón”
(La Serpiente de Oro, de Ciro Alegría)
 
 
En Calemar, Don Matish contó esta historia:
(La Serpiente de Oro, de Ciro Alegría)