lunes, 15 de julio de 2013

Saúl y Franz


Imagen del Blog: 20minutos.es





Eran dos niños, que vivían en una misma vecindad en la ciudad de Berlín. Ambos eran alemanes. Uno de ellos Saúl, era judío. El otro Franz, católico. El padre de Saúl, regaló a su hijo un Teddy Bear, un peluche. Los dos amiguitos tarde a tarde organizaban aventuras con el muñeco. Llegó la fatalidad. La guerra estalló. Saúl y su familia fueron perseguidos. El niño judío dio su oso, en encargo a Franz, para que se lo cuide.

La guerra estaba por terminar. Berlín fue bombardeada. El oso, terminó entre escombros. Un soldado afro-norteamericano, se encontró el Teddy, lo cogió y se lo puso dentro de la camisa. Pensaba en su hija allá lejos en los Estados Unidos. Avanzó, pero una bala lo derribó. Era el proyectil de un francotirador.  

Ya en el hospital, los médicos atendían al soldado. Este volvió en sí. Los doctores le dijeron: El osito debajo de su camisa atrapó la bala. Eso lo salvó.

El muñeco estaba destrozado. El  soldado lo remendó y ya vuelto a casa, se lo entregó a su hija. Pasaron los años. La niña se hizo mujer. Su infancia había sido muy dura: padres ausentes. El oso le recordaba una niñez que no le era grata, así que aventó el oso por la ventana de su apartamento. Pasó un anticuario, vio al osito y lo recogió. Lo embelleció y lo agregó a los muñecos que en su tienda tenía en exhibición.

Un día, pasó por la tienda Franz, era un inmigrante alemán de avanzada edad. Vio al osito y recordó su niñez, de cuando jugaba con el amiguito de barrio. Compró el Teddy, fue a casa y se puso a buscar en unos archivos información sobre su amigo Saúl. Logró encontrar un dato. Saúl vivía aun y residía en Berlín. Franz le llamó y le invitó a que le visitara.

Hoy los dos amigos, ya viejos en edad, pero jóvenes en amistad, siguen creando aventuras con aquel muñeco, el juguete que, cuando eran  niños, les acompañó.
       (FIN)

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