Hablaba por teléfono con un baterilleril amigo. Esta vez, no conversábamos de voltios o Amperioshora, ni tampoco sobre poderes de arranque o de baterías cruzadas. En fin, no hablábamos de energía electroquímica acumulada. Hablábamos de la vida y de los recovecos y entuertos que a veces te juega.
El amigo, andaba bastante preocupado. No es que tuviera un problema serio que le aquejara, demandándole inmediata solución. Es que el espíritu humano, a veces como que se enflaquece y la tristeza pues, pretende ganarle.
Los sentimientos negativos, nos van a salir al encuentro siempre. Debemos aceptarlos, abrazarlos y afrontarlos para poder salir airosos. Fácil se dirá es escribirlo. Si fácil es escribirlo, pero el reto es ese: afrontarlos.
Al amigo, le conté la siguiente historia, que es una historieta ilustrada de Caloi, un caricaturista argentino, quien ahora está ya en el Mundo Espiritual. Aquí el relato:
Una tarde de domingo de un mes de agosto, iba yo por la calle. No llevaba prisa en mi andar. De pronto, decidí sentarme en el sardinel de la vereda. Puse los pies sobre la pista, y comencé a mirar el circular de los autos. En eso una pena pequeña se acomodó a mi lado, y allí se quedó quietecita. De vez en cuando me miraba, como queriendo meterse dentro de mí.Me buscó conversación. Me decía que ella estaba conmigo. Me pidió que le dé posada en un rincón de mi mano, o que tal vez me anime y le de abrigo con mi bufanda.Antes de que ella me convenciera, la pisé. Es que a las penas, conviene matarlas, cuando son chiquitas.(FIN)
Saludos amigos.
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