Hola,
Ahora que estoy aplicando como cuentacuentos, pues me he aprendido una historia que disfruto siempre que la comparto, es de Javier Villafañe: El Sueño del Sapo. Aquí una versión de como la relato.
Ahora que estoy aplicando como cuentacuentos, pues me he aprendido una historia que disfruto siempre que la comparto, es de Javier Villafañe: El Sueño del Sapo. Aquí una versión de como la relato.
Una tarde, un sapo, les dice a sus amigos:
¡Esta noche, voy a soñar que soy árbol!
A la mañana siguiente más de cien
sapos esperaban en la puerta de la cueva, a que el amigo, relate su sueño:
Anoche soñé que era árbol, con raíces profundas y tronco que llegaba a los cielos. Tenía ramas con hojas como si fueran alas. Pensé que volaba, pero era el viento llevándose las hojas. Creí que lloraba, pero era la lluvia que caía a través de mi. Siempre estaba en el mismo lugar. No me gustó ser árbol.
Dando saltos, el sapo se fue, junto a un perejil. Ya por la tarde, anunció que soñaría con ser río.
A la mañana siguiente, más de doscientos sapos esperaban el relato.
Anoche fui río. Quería llegar hasta las orillas para descansar en la tierra, pero no me fue posible. Llevaba y traía barcos. Había gente con prisa en llegar y con prisa en partir. Aprendí que el agua no se mueve, es la espuma la que avanza. Jamás vi una sirena. Solo peces y peces. Nada mas que peces. No me gustó ser río.
Y dando saltos, el sapo se fue, hasta una mata de yerbabuena.
Luego anunció que esa noche soñaría con ser caballo.
Al otro día, más de trescientos sapos, ansiosamente esperaban en la puerta de la cueva.
Anoche fui caballo. Era un caballo hermoso. Un jinete que huía me daba latigazos para hacerme galopar. Sentí el palpitar de su corazón. Crucé caminos largos, puentes y pantanos. Vi mi rostro reflejado en el agua, cuando me agaché a beber en un arroyo. Después, me ataron a un madero. Vino la noche, apareció una estrella. Luego salió el sol. Un pájaro, se posó sobre mi lomo. No, no me gustó ser caballo.
Y así anunció que sería nube, luego otro día libélula y otro día
viento. Para después contar cada mañana, que no le gustó soñar con ser
nube, ni libélula ni viento.
Hasta que una mañana, el sapo salió de su cueva contento y sonriendo. Los amigos se preguntaban: ¿Con qué habrá soñado?
Hasta que una mañana, el sapo salió de su cueva contento y sonriendo. Los amigos se preguntaban: ¿Con qué habrá soñado?
El les dijo: "Anoche, tuve el sueño más maravilloso
del mundo. Soñé que era sapo"
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