Es un relato que contiene cien historias. Son contadas en diez jornadas, en cada jornada diez relatos. Los narradores son cinco parejas de jóvenes: cinco chicas y cinco chicos. Ellos decidieron salir de su ciudad, debido a que se había declarado una epidemia de alcances mortales. Recluidos los diez en una casa de campo, y para hacer más pasaderos los días, pues acuerdan en irse contando historias.
Los relatos tienen muchos matices. Los hay de amor, de recuerdos y nostalgias. De mitos urbanos. Los hay también eróticos y estos son los de mayor número. Hay uno especialmente sensual:
Un matrimonio. El es un trabajador de campo. Ella una moza atractiva y muy joven, quien tenía un amante, el cual la visitaba en ausencia del marido. Tienen en casa un inmenso jarrón, el cual han decidido vender. Una mañana parte de casa el marido. Ella al quedar sola abre la puerta al amante. Ingresa el furtivo y la pareja se entrega al hervor de las mutuas caricias.
Súbitamente, el marido regresa. El furtivo se mete al jarrón. La esposa le dice al marido: "hay un interesado en el jarrón, ha venido a verlo y dice que es necesario el repararlo". El marido dice: "Yo lo reparo"
El amante sale del jarrón y dice que hay gritas y despostillamientos que necesitan un resane, si se logra eso, compra el jarrón. El marido afirma que el puede arreglarlo, y con mezcla de arcilla y una espátula se mete al jarrón. La esposa le dice que ella sabe dónde están las fisuras, y para mayor comodidad se recuesta sobre el jarrón y comienza a indicar los puntos de resane. El amante aprovecha la posición de la moza y consuma lo que antes de la llegada del marido había iniciado.
Terminaron todos su faena. Los amantes resanaron su libido. El marido resanó la jarra. Todos contentos. El amante partió con el inmenso jarrón, y el marido quedó feliz.
FIN
La versión del relato no es textual. Es mi versión para narración oral.
Carlos Torres
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