"Cuando sea niño me gustaría ser como tú", lo dijo una persona mayor que una noche caminaba sin rumbo mirando las estrellas. Vio una que le llamó la atención. Se apagaba y se encendía, casi como haciendo de latidos de luz, y se le ocurrió pensar que allá en lo alto estaba volando una luciérnaga enfermita.
Recordó el caminante sus juegos de cuando tenía ocho años. El echaba barquitos de papel en un canal que corría cerca de su casa. Ese canal tenía recovecos, curvas y codos de agua. Su cauce era como de serpiente. Además había un tupido herbal en las orillas. El barquito se desplazaba, mas su visión se perdía. Los recovecos y el herbal lo cubrían. Pero pasados unos segundos volvía a aparecer. Siempre flotando a pesar de ser de papel. El barquito era intermitente a la mirada.
El caminante veía a la estrellita que navegando en el firmamento como que se perdía en los recovecos de los cielos, pero siempre estaba allí. Ahora el hombre exclamó: "Cuando sea grande, me gustaría ser como el barquito o como la estrella, que puede perderse en los recovecos que a veces nos presenta la vida, no obstante y tercamente continúan en su ruta hacia la eternidad."
FIN
Autor: Carlos Torres
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