Subí a una
combi en la Av. La Marina. El bus lucía limpio y con los asientos en
buen estado. Me ubiqué en un asiento. Iba a sacar mi libro para leer,
pero comenzé a escuchar: La Primavera de Vivaldi. Cerré los ojos. El
vehículo transitaba sin dar tumbos, aceleradas o frenazos. Sentía que escuchaba el aleteo de los pájaros.
Abrí los ojos. Junto a mi estaba sentado un niño. Yo le dije: Esa
música es bonita. El me miró. Me dijo: “Mi papá maneja. Mi mamá cobra”.
¡Y era eso!
Se trataba de una combi hogar. Una familia era la conductora del vehículo. No me daban ganas de bajarme.
Parece que relato una historia de invento, o una ficción. Pero esto que cuento es de verdad. Yo estuve allí.
Saludos
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