Trabajaba en una empresa de auto-partes y se realizaba una feria de
auto-mecánica, con exhibición de productos. Yo tenía la tarea de atender en
el stand de la empresa. Llegué a las 10, la feria se abría a
las 12, así que a esperar. Salí del recinto ferial y en un local
contiguo vi un letrero que anunciaba:
Feria Escolar de la Ciencia y
Tecnología. Ingresé. Una niña explicaba sobre los peligros del asbesto.
Otra contaba sobre la aplicación del canto para los procesos de
aprendizaje.
Vi como tres estudiantes, frotaban una inmensa barra de
fierro con una frazada, ellos querían producir electricidad estática.
Quedé impresionado.
Me detuve ante un stand, donde un
estudiante de Huancavelica me dijo: ¿Le explico?.
Yo asentí. Él inició
su discurso. Era un proyecto para obtener alimento de aves a partir de
las residuos como cáscaras de fruta. Me iba dando la ruta de su
inventiva: Acopio del material, secado al natural, secado con horno,
molido, enrriquecimiento y finalmente: Prueba... esta consistía en que
en una jaula, había una gallina que degustaba el balanceado alimento.
Fue tal el entusiasmo que capté, que perdí la noción del tiempo. A la
carrera fui a la feria de mecánica y contagiado del espíritu del
estudiantado pues comenzaba mi explicación a los visitantes y les
relataba sobre las baterías para autos, los amortiguadores a base de gas
y aceite, las pastillas para frenos, las hojas de muelle para la
suspensión...
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