DE: Tradiciones en Salsa Verde de Don Ricardo Palma.
Nota: El texto tiene algunas palabras subidas de tono, Estas son las tradiciones que Palma hacía conocer en un círculo muy reducido.
Cuando en 1825 fue Bolivar a Bolivia, mandaba la guarnición de Potosí el coronel don Nicolás de Medina, que era un llanero de la pampa venezolana, de gigantesca estatura y tan valiente como el Cid Campeador, pero en punto a ilustración, era un semisalvaje, una bestia a la que había que amarrar para afeitarlo.
Deber oficial era para nuestro coronel, dirigir algunas palabras de bienvenida al Libertador, y un tinterillo de Potosí se encargó de sacar de atrenzos a la autoridad escribiéndole la siguiente arenga:
"Excelentisimo Señor; hoy al dar a V.E. la bienvenida, pido a la divina Providencia que lo colme de favores para prosperidad de la Independencia americana. He dicho".
Una semana pasó Medina fatigando con el estudio de la arenga la memoria que, como se verá, era en él bastante flaca.
En el pueblecito de Yocoya, a poco mas de una legua de Potosí, hizo Medina para la tropa que lo acompañaba presentase las armas y, deteniendo su caballo delante del Libertador, dijo después de saludar militarmente:
-Excelentísimo Señor... (gran pausa), excelentísimo Señor Libertador... (mas larga pausa)... -y dándose una palmada en la frente, exclamó: ¡Carajo!... Yo no sirvo para estas palanganadas, sino para meter lanza y sablear gente. Esta mañana me sabía la arenga como agua, y ahora no me acuerdo ni de una puñetera palabrota: Me cago en el muy cojudo que me la escribió.
-Déjelo, coronel -le contestó Bolivar sonriendo-, yo sé, desde Carabobo y Boyacá, que usted no es más que un hombre de hechos, y de hechos gloriosos.
-Pero eso no impide, general que yo reniegue de esa memoria tan jodida que Dios me ha dado.
(FIN)
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