Cuento popular del Japón
Hubo una vez un hacendado muy rico, quien gustaba de coleccionar tallados de animales. Tenía esculturas de caballos, águilas, elefantes, leones, pero no tenía una de un ratón, así que convocó a su mansión a dos hábiles talladores. Les dijo: necesito que sus tallados sean tan reales, que mi gato al verlos se abalance sobre ellos. Pondré sus trabajos juntos, y al autor del tallado que mi gato coja primero le daré una bolsa con monedas de oro.
Pasaron los días y los dos talladores presentaron sus trabajos. Uno de ellos era un portento de belleza. Era un ratón fabricado en madera y parecía real. El otro era un escultura deforme, ciertamente no se parecía a un ratón y no engañaría a nadie. El escultor de este segundo muñeco dijo: Señor llamad al gato, y que el elija.
El hacendado sentía que era algo tonto, pero como había dado su palabra para la premiación ordenó traer al gato. El gato fue llevado e inmediatamente se lanzó sobre el maltrecho tallado hecho en raro material. Recibió pues su autor la bolsa con las monedas.
Intrigado el hacendado preguntó al tallador que usó como material para su confección. La respuesta que obtuvo fue: usé pescado seco.
El hacendado y los demás presentes no pudieron resistir la risa, habían sido engañados.
El tallador que usó madera también fue premiado, su ratón era hermoso. El hacendado anunció: yo me quedaré con este ratón, que el otro lo tenga mi gato.
(FIN)
Soy Narrador y Cuentacuentos. Para funciones y presentaciones, contactarme al fono 996583864, o escribir a: ctorres1000@yahoo.es
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